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  • Trataban de disuadirle diciéndole: «No podemos; salvemos nuestras vidas de momento y volvamos luego con nuestros hermanos para combatir contra ellos, que ahora estamos pocos.» (I Macabeos 9, 9)

  • Jonatán dijo a su gente: «Levantémonos y luchemos por nuestras vidas, que hoy no es como ayer y anteayer. (I Macabeos 9, 44)

  • Nosotros, aunque no tenemos necesidad de esto por tener como consolación los libros santos que están en nuestras manos, (I Macabeos 12, 9)

  • Por nuestra parte, en las fiestas y demás días señalados, os recordamos sin cesar en toda ocasión en los sacrificios que ofrecemos y en nuestras oraciones, como es justo y conveniente acordarse de los hermanos. (I Macabeos 12, 11)

  • «No nos trates, le decían, según nuestras maldades, sino según tu misericordia.» (I Macabeos 13, 46)

  • De igual modo Judas reunió todos los libros dispersos a causa de la guerra que sufrimos, los cuales están en nuestras manos. (II Macabeos 2, 14)

  • ¡hallaremos toda clase de riquezas, llenaremos nuestras casas de botín, (Proverbios 1, 13)

  • Cazadnos las raposas, las pequeñas raposas que devastan las viñas, pues nuestras viñas están en flor. (Cantar 2, 15)

  • Las mandrágoras exhalan su fragancia. A nuestras puertas hay toda suerte de frutos exquisitos. Los nuevos, igual que los añejos, los he guardado, amado mío, para ti. (Cantar 7, 14)

  • Caerá con el tiempo nuestro nombre en el olvido, nadie se acordará de nuestras obras; pasará nuestra vida como rastro de nube, se disipará como niebla acosada por los rayos del sol y por su calor vencida. (Sabiduría 2, 4)

  • «Este es aquel a quien hicimos entonces objeto de nuestras burlas, a quien dirigíamos, insensatos, nuestros insultos. Locura nos pareció su vida y su muerte, una ignominia. (Sabiduría 5, 4)

  • que nosotros y nuestras palabras en sus manos estamos con toda nuestra prudencia y destreza en el obrar. (Sabiduría 7, 16)


“O sábio elogia a mulher forte dizendo: os seu dedos manejaram o fuso. A roca é o alvo dos seus desejos. Fie, portanto, cada dia um pouco. Puxe fio a fio até a execução e, infalivelmente, você chegará ao fim. Mas não tenha pressa, pois senão você poderá misturar o fio com os nós e embaraçar tudo.” São Padre Pio de Pietrelcina