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  • En los montes de Israel caerás tú, tus huestes y los pueblos que van contigo. Te he entregado como pasto a toda clase de aves de rapiña y a las fieras del campo. (Ezequiel 39, 4)

  • Me dijo: «No temas, hombre de las predilecciones; la paz sea contigo, cobra fuerza y ánimo.» Y, mientras me hablaba, me sentí reanimado y dije: «Hable mi Señor, porque me has confortado.» (Daniel 10, 19)

  • Si no, daremos testimonio contra ti diciendo que estaba contigo un joven y que por eso habías despachado a tus doncellas.» (Daniel 13, 21)

  • Y le dije: «Durante muchos días te me quedarás quieta sin prostituirte ni ser de ningún hombre, y yo haré lo mismo contigo.» (Oseas 3, 3)

  • ¡Pero nadie pleitee ni reprenda nadie, pues sólo contigo, sacerdote, es mi pleito! (Oseas 4, 4)

  • En pleno día tropezarás tú, también el profeta tropezará contigo en la noche, y yo haré perecer a tu madre. (Oseas 4, 5)

  • ¿Qué he de hacer contigo, Efraím? ¿Qué he de hacer contigo, Judá? ¡Vuestro amor es como nube mañanera, como rocío matinal, que pasa! (Oseas 6, 4)

  • Por eso, así voy a hacer contigo, Israel, y porque esto voy a hacerte, prepárate, Israel, a afrontar a tu Dios. (Amós 4, 12)

  • Sólo quedarán unos pocos evadidos para sacar de la casa los huesos; y si se dice al que está en el fondo de la casa: «¿Hay todavía alguien contigo?», dirá: «Ninguno», y añadirá: «¡Silencio!, que no hay que mentar el nombre de Yahveh». (Amós 6, 10)

  • Te han rechazado hasta la frontera todos los que eran tus aliados, te han engañado, te han podido los que contigo en paz estaban. Los que comían tu pan te ponen debajo un lazo: «¡Ya no hay en él inteligencia!» (Abdías 1, 7)

  • Y le preguntaron: «¿Qué hemos de hacer contigo para que el mar se nos calme?» Pues el mar seguía encrespándose. (Jonás 1, 11)

  • Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. (Mateo 1, 20)


“O mais belo Credo é o que se pronuncia no escuro, no sacrifício, com esforço”. São Padre Pio de Pietrelcina