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  • El Señor dijo a Aarón: Yo te encomiendo el cuidado de mis ofrendas, es decir, de los dones sagrados de los israelitas. Te entrego todo eso, a ti y a tus hijos, como algo que les es debido, como un derecho irrevocable. (Números 18, 8)

  • Transmite esta orden a los is-raelitas: Pongan cuidado de presentarme a su debido tiempo la ofrenda de alimentos que me pertenece, los sacrificios que se queman con aroma agradable a mí. (Números 28, 2)

  • Pero presta atención y ten cuidado, para no olvidar las cosas que has visto con tus propios ojos, ni dejar que se aparten de tu corazón un sólo instante. Enséñalas a tus hijos y a tus nietos. (Deuteronomio 4, 9)

  • Tengan cuidado de ustedes mismos. Cuando el Señor les habló desde el fuego, en el Horeb, ustedes no vieron ninguna figura. (Deuteronomio 4, 15)

  • Tengan cuidado, entonces, de no olvidar la alianza que el Señor, su Dios, ha establecido con ustedes, y no se fabriquen ningún ídolo que tenga la figura de todo aquello que el Señor les prohibe. (Deuteronomio 4, 23)

  • Pongan cuidado en practicar lo que el Señor, su Dios, les ha ordenado, sin desviarse ni a la derecha ni a la izquierda. (Deuteronomio 5, 32)

  • ten cuidado de no olvidar al Señor que te hizo salir de Egipto, de un lugar de esclavitud. (Deuteronomio 6, 12)

  • Pongan cuidado en practicar íntegramente el mandamiento que hoy les doy. Así ustedes vivirán, se multiplicarán y entrarán a tomar posesión de la tierra que el Señor prometió a sus padres con un juramento. (Deuteronomio 8, 1)

  • Pero ten cuidado: no olvides al Señor, tu Dios, ni dejes de observar sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, que yo te prescribo hoy. (Deuteronomio 8, 11)

  • y está bajo el cuidado constante del Señor, tu Dios. Sobre ella permanecen fijos los ojos del Señor, tu Dios, desde el comienzo hasta el fin del año. (Deuteronomio 11, 12)

  • Pero tengan cuidado, no sea que sus corazones se dejen seducir, y ustedes se extravíen, sirviendo a otros dioses y postrándose delante de ellos. (Deuteronomio 11, 16)

  • Ten cuidado, entonces, de no ofrecer tus holocaustos en cualquier santuario que veas. (Deuteronomio 12, 13)


“Caminhe com alegria e com o coração o mais sincero e aberto que puder. E quando não conseguir manter esta santa alegria, ao menos não perca nunca o valor e a confiança em Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina