Fundar 39 Resultados para: Trescientos
Saúl les pasó revista en Bézec: eran trescientos mil israelitas y treinta mil hombres de Judá. (I Samuel 11, 8)
Los servidores de David, en cambio, habían matado a trescientos sesenta entre los benjaminitas y los hombres de Abner. (II Samuel 2, 31)
e Isbó Benob, uno de los descendientes de Rafá, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce y que llevaba ceñida una espada nueva, amenazó con matar a David. (II Samuel 21, 16)
Abisai, hermano de Joab, hijo de Seruiá, era el jefe de los Treinta. Él empuñó su lanza contra trescientos hombres y los mató, ganándose un renombre entre los Treinta. (II Samuel 23, 18)
aparte de los capataces puestos por Salomón para supervisar los trabajos: eran tres mil trescientos hombres, que dirigían a los que ejecutaban los trabajos. (I Reyes 5, 30)
y trescientos escudos más pequeños, también de oro trabajado a martillo, empleando para cada uno treinta minas de oro. Luego el rey los ubicó en la sala llamada Bosque del Líbano. (I Reyes 10, 17)
Ezequías, rey de Judá, mandó a decir al rey de Asiria, que estaba en Laquis: "He cometido un error; retírate y aceptaré lo que me impongas". El rey de Asiria exigió al rey Ezequías, rey de Judá, trescientos talentos de plata y trescientos talentos de oro. (II Reyes 18, 14)
Esta es la lista de los Guerreros que tenía David: Iasobám, hijo de Jacmoní, jefe de los Tres, que empuñó su lanza y mató a más de trescientos de una sola vez. (I Crónicas 11, 11)
Abisai, hermano de Joab, era el jefe de los Treinta. Él empuñó su lanza contra trescientos hombres y los mató, ganándose un renombre entre los Treinta. (I Crónicas 11, 20)
y trescientos escudos más pequeños, también de oro trabajado a martillo, empleando para cada uno trescientos siclos de oro. Luego el rey los ubicó en la sala llamada Bosque del Líbano. (II Crónicas 9, 16)
Asá tenía en Judá un ejército de trescientos mil hombres, provistos de escudos grandes y lanzas, y otro en Benjamín, de doscientos ochenta mil hombres armados con escudos pequeños y arcos. Todos ellos eran guerreros valerosos. (II Crónicas 14, 7)
Zéraj, el cusita, avanzó contra ellos con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros de guerra, y llegó hasta Maresá. (II Crónicas 14, 8)