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  • Toda la comunidad amenazaba con matarlos a pedradas, cuando la gloria del Señor se manifestó a todos los israelitas en la Carpa del Encuentro. (Números 14, 10)

  • Cada uno tomó su incensario, le puso fuego y le echó incienso. Luego ocuparon sus puestos a la entrada de la Carpa del Encuentro, junto con Moisés y Aarón. (Números 16, 18)

  • Y una vez que Coré convocó contra ellos a toda la comunidad, a la entrada de la Carpa del Encuentro, la gloria del Señor se apareció a toda la comunidad, (Números 16, 19)

  • Como la comunidad se amotinaba contra ellos, Moisés y Aarón se volvieron hacia la Carpa del Encuentro, y vieron que la nube la cubría y que la gloria del Señor se había aparecido. (Números 17, 7)

  • Entonces fueron a la Carpa del Encuentro, y cuando estuvieron frente a ella, (Números 17, 8)

  • Entonces Aarón volvió a la entrada de la Carpa del Encuentro, donde estaba Moisés, porque la plaga ya había cesado. (Números 17, 15)

  • Luego las pondrás en la Carpa del Encuentro, delante del Arca del Testimonio, donde yo me encuentro con ustedes. (Números 17, 19)

  • Deberán colaborar contigo y ejecutar las tareas de la Carpa del Encuentro, prestando toda clase de servicios. Ningún extraño se acercará a ustedes (Números 18, 4)

  • Yo elijo a tus hermanos -los descendientes de Leví- entre todos los israelitas: ellos han sido puestos a disposición de ustedes, como dedicados al Señor, para prestar servicios en la Carpa del Encuentro. (Números 18, 6)

  • Yo doy como herencia a los levitas todos los diezmos de Israel, a cambio de los servicios que prestan en la Carpa del Encuentro. (Números 18, 21)

  • De ahora en adelante, los israelitas no se acercarán a la Carpa del Encuentro, porque cargarían con un pecado y morirían. (Números 18, 22)

  • ustedes y sus familias podrán comerla en cualquier lugar, porque esa es su recompensa por los servicios que prestan en la Carpa del Encuentro. (Números 18, 31)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina