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Ahora, vete y castiga a Amalec; tú lo declararás anatema con todo lo que le pertenece. No le tendrás compasión, sino que matarás a todos, hombres y mujeres, jóvenes y niños, bueyes y ovejas, camellos y burros.» (1 Samuel 15, 3)
Entonces Samuel dijo: «A Yavé no le agradan los holocaustos y los sacrificios, sino que se escuche su voz; la obediencia vale más que los sacrificios; la docilidad tiene más precio que la grasa de los corderos; (1 Samuel 15, 22)
y éste le mandó a decir: «El rey no quiere dote para su hija, sino que quiere los prepucios de cien incircuncisos filisteos, para vengarse así de sus enemigos.» Pero la intención de Saúl era hacer caer a David en manos de los filisteos. (1 Samuel 18, 25)
Habló entonces Jonatán a su padre en favor de David y le dijo: «No hagas daño, rey, a tu siervo David, porque él no te ha hecho ningún daño, sino grandes servicios. (1 Samuel 19, 4)
Jonatán dijo a David: «Te prometo por Yavé, Dios de Israel, que mañana, a la misma hora, trataré de saber lo que piensa mi padre. Si es algo bueno para ti y no te envío a alguien con la noticia, que Yavé me trate no sólo así, sino peor aún. (1 Samuel 20, 12)
Cuando Abigaíl volvió a la casa de Nabal, éste estaba celebrando un gran banquete. Se encontraba alegre y completamente ebrio. Nada le dijo sino hasta el amanecer. (1 Samuel 25, 36)
llevándose las mujeres y toda la población. No habían matado a nadie, sino que los habían llevado cautivos. (1 Samuel 30, 2)
El escudo de Saúl no estaba ungido con aceite sino con la sangre de los heridos y con la grasa de los guerreros.El arco de Jonatán no retrocedió jamás ni la espada de Saúl se blandía en vano. (2 Samuel 1, 22)
David consultó a Yavé, que le respondió: «No los ataques de frente, sino que rodéalos por detrás y déjate caer por el lado de las balsameras. (2 Samuel 5, 23)
Y no quiso llevar consigo el Arca a la ciudad de David, sino que la hizo transportar a casa de Obededom de Gat. (2 Samuel 6, 10)
Desde que saqué a Israel de Egipto hasta el día de hoy no he tenido casa, sino que iba de un lado para otro, alojado en una tienda de campaña. (2 Samuel 7, 6)
Al otro día David lo invitó a comer y a beber con él, hasta que lo embriagó; pero por la tarde Urías no bajó a su casa, sino que durmió con los servidores del rey. (2 Samuel 11, 13)