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  • Pero con todas esas cosas de las que ahora se avergüenzan, ¿cuál ha sido el fruto? Al final está la muerte. (Carta a los Romanos 6, 21)

  • y yo morí. Así, pues, el precepto que había sido dado para la vida me trajo la muerte. (Carta a los Romanos 7, 10)

  • Pero Cristo está en ustedes, y aunque el cuerpo lleve en sí la muerte a consecuencia del pecado, el espíritu es vida por haber sido santificado. (Carta a los Romanos 8, 10)

  • De nuevo pregunto: ¿Tropezaron y cayeron para no volver a levantarse? De ninguna manera. A consecuencia de su traspié la salvación ha sido llevada a los paganos, y esto será un desafío para ellos. (Carta a los Romanos 11, 11)

  • Ves que algunas ramas han sido cortadas, mientras que a ti te tomaron de un árbol silvestre para injertarte en el árbol bueno de ellos, beneficiándote así de la raíz y de la savia del olivo. (Carta a los Romanos 11, 17)

  • Me guié por la Escritura: Lo verán aquellos a quienes no había sido anunciado, y lo conocerán los que nada habían oído. (Carta a los Romanos 15, 21)

  • Saluden a Rufo, elegido del Señor, y a su madre, que ha sido para mí como una segunda madre. (Carta a los Romanos 16, 13)

  • Doy gracias sin cesar a mi Dios por ustedes y por la gracia de Dios que les ha sido otorgada en Cristo Jesús, (1º Carta a los Corintios 1, 4)

  • Es verdad que con los perfectos hablamos de sabiduría, pero es una sabiduría que no procede de este mundo ni de sus cabezas, ya que han sido eliminados. (1º Carta a los Corintios 2, 6)

  • Pues aunque tuvieran diez mil monitores de vida cristiana, no pueden tener muchos padres, y he sido yo quien les transmitió la vida en Cristo Jesús por medio del Evangelio. (1º Carta a los Corintios 4, 15)

  • Tal fue el caso de algunos de ustedes, pero han sido lavados, han sido santificados y rehabilitados por el Nombre de Cristo Jesús, el Señor, y por el Espíritu de nuestro Dios. (1º Carta a los Corintios 6, 11)

  • Ustedes han sido comprados a un precio muy alto; procuren, pues, que sus cuerpos sirvan a la gloria de Dios. (1º Carta a los Corintios 6, 20)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina