Fundar 1091 Resultados para: puertas de la ciudad

  • Estos pastos formarán un cuadrado de mil metros: mil metros al occidente, mil al sur, mil al oeste y mil metros al norte; la ciudad estará al centro. Estos serán los pastos propios de las ciudades de los levitas. (Números 35, 5)

  • Salvará a este hombre de la mano del vengador de la sangre y lo hará volver a la ciudad de asilo en la que se refugió. Allí vivirá hasta la muerte del sumo sacerdote ungido con el óleo santo. (Números 35, 25)

  • Pero si el hombre ha salido de los límites de la ciudad de asilo en la que se ha refugiado, (Números 35, 26)

  • y el vengador de la sangre lo encuentra fuera del límite de su ciudad de asilo, podrá matar al homicida, sin que le pidan cuenta por esa sangre. (Números 35, 27)

  • Porque aquél debía permanecer en su ciudad de asilo hasta la muerte del sumo sacerdote. El homicida no volverá a su propiedad antes de que haya muerto el sumo sacerdote. (Números 35, 28)

  • Tampoco aceptarán rescate del que se ha refugiado en una ciudad de asilo y quiere volver a vivir en su tierra antes de que muera el sumo sacerdote. (Números 35, 32)

  • Yavé me dijo entonces: No ataques a Moab ni lo provoques al combate, pues yo no te daré nada de su país. Quise que la ciudad de Ar perteneciera a los hijos de Lot . (Deuteronomio 2, 9)

  • Tú vas a pasar hoy por las fronteras de Moab, frente a la ciudad de Ar, (Deuteronomio 2, 18)

  • Desde Aroer, ciudad situada sobre la pendiente del torrente Arnón, y la ciudad que está abajo, hasta Galaad, no hubo aldea ni ciudad que no tomáramos: Yavé, nuestro Dios, nos las entregó todas. (Deuteronomio 2, 36)

  • Todas eran ciudades fortificadas con muros altos, con puertas y trancas, sin contar los pueblos del campo, que eran innumerables. (Deuteronomio 3, 5)

  • Og, rey de Basán, era el último superviviente de la raza de los gigantes. En Rabba, ciudad de los amonitas, se muestra su cama de hierro, la cual tiene cuatro metros cincuenta de largo y dos de ancho. (Deuteronomio 3, 11)

  • las grabarás en tus puertas y a la entrada de tus ciudades. (Deuteronomio 11, 20)


“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina