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  • Empuñan el arco y la lanza, son bárbaros y crueles; su griterío es como el rugido del mar; andan a caballo; cada hombre está equipado para la batalla para atacarte a ti, hija de Babilonia. (Jeremías 50, 42)

  • Todos rugen como leones y andan gruñendo como leoncitos. (Jeremías 51, 38)

  • Sobre su cuerpo y sobre su cabeza vuelan las lechuzas, las golondrinas y otras aves, y también los gatos andan sobre ellos. (Baruc 6, 21)

  • Porque, si sobreviene alguna guerra o desastre, los sacerdotes andan discurriendo dónde refugiarse con sus dioses. (Baruc 6, 48)

  • Ahora andan diciendo: «Nos quedamos sin rey por no haber respetado a Yavé. Pero, ¿qué podría haber hecho el rey en favor nuestro?» (Oseas 10, 3)

  • Las manadas de bueyes andan locas porque no tienen pasto, y perecen los rebaños. (Joel 1, 18)

  • Y luego se sienten orgullosos por cosas de nada y andan diciendo: Ahora somos fuertes, nos hemos hecho imbatibles. (Amós 6, 13)

  • En cambio, a espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, que andan diciendo: «No depende de ti que se acerque la desgracia y caiga sobre nosotros.» (Amós 9, 10)

  • los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y una Buena Nueva llega a los pobres. (Evangelio según San Mateo 11, 5)

  • Ahora bien, ¿cuál de los dos hizo lo que quería el padre?» Ellos contestaron: «El primero.» Entonces Jesús les dijo: «En verdad se lo digo: en el camino al Reino de los Cielos, los publicanos y las prostitutas andan mejor que ustedes. (Evangelio según San Mateo 21, 31)

  • Jesús contestó: «Ustedes andan muy equivocados. Ustedes no entienden ni las Escrituras ni el poder de Dios. (Evangelio según San Mateo 22, 29)

  • Contestó, pues, a los mensajeros: «Vuelvan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos se despiertan, y una buena nueva llega a los pobres. (Evangelio según San Lucas 7, 22)


“Resigna-te a ser neste momento uma pequena abelha. E enquanto esperas ser uma grande abelha, ágil, hábil, capaz de fabricar bom mel, humilha-te com muito amor perante Deus e os homens, pois Deus fala aos que se mantêm diante dele humildemente”. São Padre Pio de Pietrelcina