Talált 52 Eredmények: andan

  • Empuñan el arco y la lanza, son bárbaros y crueles; su griterío es como el rugido del mar; andan a caballo; cada hombre está equipado para la batalla para atacarte a ti, hija de Babilonia. (Jeremías 50, 42)

  • Todos rugen como leones y andan gruñendo como leoncitos. (Jeremías 51, 38)

  • Sobre su cuerpo y sobre su cabeza vuelan las lechuzas, las golondrinas y otras aves, y también los gatos andan sobre ellos. (Baruc 6, 21)

  • Porque, si sobreviene alguna guerra o desastre, los sacerdotes andan discurriendo dónde refugiarse con sus dioses. (Baruc 6, 48)

  • Ahora andan diciendo: «Nos quedamos sin rey por no haber respetado a Yavé. Pero, ¿qué podría haber hecho el rey en favor nuestro?» (Oseas 10, 3)

  • Las manadas de bueyes andan locas porque no tienen pasto, y perecen los rebaños. (Joel 1, 18)

  • Y luego se sienten orgullosos por cosas de nada y andan diciendo: Ahora somos fuertes, nos hemos hecho imbatibles. (Amós 6, 13)

  • En cambio, a espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, que andan diciendo: «No depende de ti que se acerque la desgracia y caiga sobre nosotros.» (Amós 9, 10)

  • los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y una Buena Nueva llega a los pobres. (Evangelio según San Mateo 11, 5)

  • Ahora bien, ¿cuál de los dos hizo lo que quería el padre?» Ellos contestaron: «El primero.» Entonces Jesús les dijo: «En verdad se lo digo: en el camino al Reino de los Cielos, los publicanos y las prostitutas andan mejor que ustedes. (Evangelio según San Mateo 21, 31)

  • Jesús contestó: «Ustedes andan muy equivocados. Ustedes no entienden ni las Escrituras ni el poder de Dios. (Evangelio según San Mateo 22, 29)

  • Contestó, pues, a los mensajeros: «Vuelvan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos se despiertan, y una buena nueva llega a los pobres. (Evangelio según San Lucas 7, 22)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina