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  • Todos los rebaños de Cedar se reunirán junto a ti, y los carneros de Nebayot serán tuyos para ser ofrecidos en mi altar, pues quiero dar esplendor al templo de mi Gloria. (Isaías 60, 7)

  • Yo quiero felicitar a Yavé por sus favores y cantar sus alabanzas, por todo lo que ha hecho por nosotros, por la gran bondad que demostró a Israel, que nos demostró al compadecerse de nosotros y darnos tantos beneficios. (Isaías 63, 7)

  • Hace tiempo que has quebrado el yugo, soltándote de sus lazos. Tú dijiste: «Yo no quiero servir.» Y sobre cualquier loma, bajo cualquier árbol frondoso, te tendías como una prostituta. (Jeremías 2, 20)

  • El que la busca sabe dónde encontrarla. Pero tú dices: «¡No, déjame!, a mí me gustan los extranjeros y tras ellos quiero ir.» (Jeremías 2, 25)

  • Yo quiero que pases mi pueblo al crisol, que veas y examines su conducta. (Jeremías 6, 27)

  • Yavé, tú tienes siempre la razón cuando yo hablo contigo, y, sin embargo, hay un punto que quiero discutir: ¿Por qué tienen suerte los malos y son felices los traidores? (Jeremías 12, 1)

  • Mas ellos cambian su proceder, dejando la maldad que yo denunciaba. Entonces, yo también cambio mis proyectos y ya no les quiero causar ningún mal. (Jeremías 18, 8)

  • Mas ellos hacen lo que me desagrada y dejan de escuchar mi voz. Entonces yo también me arrepiento y ya no quiero hacerles el bien que prometía. (Jeremías 18, 10)

  • Porque yo sé muy bien lo que haré por ustedes; les quiero dar paz y no desgracia y un porvenir lleno de esperanza -palabra de Yavé-. (Jeremías 29, 11)

  • en ese caso ¡tampoco me preocuparé de la familia de Jacob y de David, mi servidor, ni tomaré más de entre sus descendientes a quienes gobiernen la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob; pues quiero que vuelvan de su cautiverio y demostrarles así compasión. (Jeremías 33, 26)

  • Por eso quiero también llorar por Moab, gritar por todo Moab, gemir por la gente de Quir-Jerés. (Jeremías 48, 31)

  • Me saqué el manto de paz y me vestí del saco de penitencia; quiero clamar hacia el Eterno mientras viva. (Baruc 4, 20)


“Pense na felicidade que está reservada para nós no Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina