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  • Quédate aquí y no te separes de los trabajadores. Síguelos a cualquier potrero donde vayan a segar. Yo les daré órdenes de que no te molesten. Y si tienes sed, no tienes más que acercarte a los cántaros donde tienen agua.» (Rut 2, 9)

  • Saúl dijo a su muchacho: «Tienes razón; vamos.» Y se fueron a la ciudad donde vivía el hombre de Dios. (1 Samuel 9, 10)

  • Invita a Jesé al sacrificio y te indicaré lo que tienes que hacer y me ungirás al que yo te ordene.» (1 Samuel 16, 3)

  • Ahora, si tienes cinco panes o lo que encuentres, dámelos.» (1 Samuel 21, 4)

  • Dijo David a Ajimelec: «¿No tienes a mano una lanza o una espada? Porque ni siquiera he alcanzado a tomar mi espada ni mis armas, pues la orden del rey era urgente.» (1 Samuel 21, 9)

  • Cuando estuvieron todos en presencia del rey, Ajimelec se presentó diciendo: «Aquí me tienes, señor.» (1 Samuel 22, 12)

  • Le dirán: Hermano, la paz sea contigo, con tu casa y todo lo que tienes. (1 Samuel 25, 6)

  • Ahora tú tienes que hacer algo porque nuestra suerte y la de nuestro patrón ya está echada, y él es tan malo que no se le puede hablar.» (1 Samuel 25, 17)

  • Presentaron la cabeza a David en Hebrón diciéndole: «Aquí tienes la cabeza de Isbaal, hijo de Saúl, tu enemigo, el que deseaba tu muerte. Yavé te ha vengado hoy de Saúl y de su descendencia.» (2 Samuel 4, 8)

  • y por el mucho amor que le tienes has hecho estas cosas asombrosas que ahora le das a conocer. ¡Qué grande eres, Señor Yavé! (2 Samuel 7, 21)

  • y dijo: «Yavé, Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti, ni en el cielo, ni en la tierra. Tú eres fiel a tu alianza y tienes compasión con tus siervos cuando te sirven con sinceridad. (1 Reyes 8, 23)

  • Yavé le dijo: «Vuelve por donde viniste atravesando el desierto y anda hasta Damasco. Tienes que establecer a Jazael como rey de Aram, (1 Reyes 19, 15)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina