2. Del maestro de coro. «No destruyas.» De David. A media voz. Cuando Saúl mandó a vigilar su casa con el fin de matarle.

2. ¡Dios mío, líbrame de mis enemigos, protégeme de mis agresores;

3. ¡Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío, de mis agresores protégeme,

3. líbrame de los que hacen la maldad, sálvame de los hombres criminales!

4. líbrame de los agentes de mal, de los hombres sanguinarios sálvame!

4. Mira cómo acechan a mi vida, cuántos poderosos se juntan contra mí. Señor, en mí no hay crimen ni pecado,

5. Mira que acechan a mi alma, poderosos se conjuran contra mí; sin rebeldía ni pecado en mí, Yahveh,

5. pero sin falta mía acuden y se aprestan. Despiértate, ven a mi encuentro y mira.

6. sin culpa alguna, corren y se aprestan. Despiértate, ven a mi encuentro y mira,

6. Señor, Dios Sabaot, Dios de Israel, despiértate, castiga a esos paganos, sé inclemente con todos esos renegados.

7. tú, Yahveh, Dios Sebaot, Dios de Israel, álzate a visitar a todos los gentiles, no te apiades de ninguno de esos traidores pérfidos.

7. Vuelven de tarde, ladran como perros, andan dando vueltas por la ciudad.

8. Regresan a la tarde, aúllan como perros, rondan por la ciudad.

8. A toda boca dicen barbaridades, de sus labios salen como espadas: «¡Escuche Dios, si puede!»¿

9. Míralos desbarrar a boca llena, espadas en sus labios: «¿Hay alguno que oiga?»

9. Pero tú, Señor, te burlas de ellos, te ríes de esos incrédulos.

10. Mas tú, Yahveh, te ríes de ellos, tú te mofas de todos los gentiles.

10. Oh tú, mi fuerza, hacia ti miro, pues Dios es mi ciudadela.

11. Oh fuerza mía, hacia ti miro. Pues es Dios mi ciudadela,

11. Si mi Dios viene a mí en su bondad, me hará ver la pérdida de los que me espían.

12. el Dios de mi amor viene a mi encuentro. Dios me hará desafiar a los que me asechan.

12. Oh Dios, ordena su masacre, pues tu pueblo no debe olvidarlo. Tú tan valiente persíguelos y mátalos, oh Señor, nuestro escudo.

13. ¡Oh, no los mates, no se olvide mi pueblo, dispérsalos con tu poder, humíllalos, oh Señor, nuestro escudo!

13. No hay palabra de sus labios que en su boca no sea pecado. Quedarán atrapados en su orgullo, en los insultos y mentiras que pronuncian.

14. Pecado es en su boca la palabra de sus labios; ¡queden, pues, presos en su orgullo, por la blasfemia, por la mentira que vocean!

14. En tu furor aplástalos, destrúyelos y que ya no sean más. Entonces se sabrá que Dios reina en Jacob y hasta los confines de la tierra.

15. ¡Suprime con furor, suprímelos, no existan más! Y se sepa que Dios domina en Jacob, hasta los confines de la tierra.

15. Que a la tarde regresen, que ladren como perros, que anden dando vueltas por la ciudad

16. Regresan a la tarde, aúllan como perros, rondan por la ciudad;

16. a la caza de algo que comer y que gruñan si no se repletan.

17. vedlos buscando qué comer, hasta que no están hartos van gruñendo.

17. Pero yo cantaré tu poder, y desde la mañana contaré tus bondades; porque tú has sido para mí una ciudadela y mi refugio en el día de la angustia.

18. Yo, en cambio, cantaré tu fuerza, aclamaré tu amor a la mañana; pues tú has sido para mí una ciudadela, un refugio en el día de mi angustia.

18. Oh mi fuerza, yo quiero cantarte, mi Bastión es un Dios siempre bueno conmigo





“O amor é a rainha das virtudes. Como as pérolas se ligam por um fio, assim as virtudes, pelo amor. Fogem as pérolas quando se rompe o fio. Assim também as virtudes se desfazem afastando-se o amor”. São Padre Pio de Pietrelcina