20. Aquel día, el Señor rapará con una navaja, alquilada al otro lado del Río -con el rey de Asiria-, la cabeza y el vello del cuerpo; y la navaja afeitará también la barba.





“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina