Encontrados 377 resultados para: hijas de Sion

  • Porque echaron suertes sobre mi pueblo, cambiaron al muchacho por una prostituta, vendieron a sus hijas por vino y se dieron a beber. (Joel 4, 3)

  • Daré vuestros hijos y vuestras hijas a los habitantes de Judá, y ellos los venderán al lejano pueblo de los sabeos. Lo ha dicho el Señor. (Joel 4, 8)

  • El Señor ruge desde Sión, hace oír su voz desde Jerusalén, y el cielo y la tierra se estremecen. Pero el Señor será un refugio para su pueblo, una fortaleza para los israelitas. (Joel 4, 16)

  • Entonces sabréis que yo soy el Señor vuestro Dios, que habito en Sión, mi monte santo. Jerusalén será un lugar santo; no pasarán más por allí los extranjeros. (Joel 4, 17)

  • Yo vengaré su sangre, no la dejaré impune, y el Señor habitará en Sión. (Joel 4, 21)

  • Dijo: El Señor ruge desde Sión y hace oír su voz desde Jerusalén; los pastizales de los pastores están de luto y la cumbre del Carmelo se seca. (Amós 1, 2)

  • Ay de los que ponen su seguridad en Sión y de los que confían en el monte de Samaría, los que se consideran los jefes del primero de los pueblos y a los cuales viene la casa de Israel. (Amós 6, 1)

  • Pues bien, esto dice el Señor: Tu mujer se prostituirá en la ciudad, tus hijos e hijas caerán a espada, tu tierra será repartida a cordel, tú morirás en tierra impura e Israel será llevado cautivo lejos de su tierra". (Amós 7, 17)

  • Pero en el monte Sión se refugiarán los supervivientes -y será un lugar santo-, y la casa de Jacob recobrará todos sus dominios. (Abdías 1, 17)

  • Y subirán victoriosos al monte Sión para juzgar a la montaña de Esaú, y el reino será del Señor. (Abdías 1, 21)

  • Unce al carro los corceles, tú que habitas en Laquis, origen de los pecados de la hija de Sión, porque en ti se han encontrado las rebeliones de Israel. (Miqueas 1, 13)

  • que edificáis a Sión con sangre y a Jerusalén con injusticia. (Miqueas 3, 10)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina