Encontrados 399 resultados para: espada

  • Se lamentaron, lloraron y ayunaron hasta la tarde por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor y por la casa de Israel, porque habían caído bajo la espada. (II Samuel 1, 12)

  • sino con la sangre de los caídos, con la grasa de los valientes. El arco de Jonatán no se retiraba nunca, ni la espada de Saúl volvía vacía. (II Samuel 1, 22)

  • Cada uno agarró a su adversario por la cabeza y le clavó la espada en el costado, de suerte que todos cayeron juntos. Por eso se llamó a aquel lugar "Campo de los costados"; está cerca de Gabaón. (II Samuel 2, 16)

  • Abner gritó a Joab: "¿Devorará siempre la espada? ¿No sabes que el fin puede ser amargo? ¿A qué esperas para decir al pueblo que deje de perseguir a sus hermanos?". (II Samuel 2, 26)

  • Que caiga sobre la cabeza de Joab y de toda su familia y que no falte nunca en la casa de Joab quien padezca gonorrea o lepra, hombres que anden con bastón, que caigan bajo la espada o que pasen hambre". (II Samuel 3, 29)

  • Entonces David dijo al mensajero: "Dile a Joab que no se preocupe por este asunto, porque la espada unas veces devora a unos y otras veces a otros; que refuerce ataques contra la ciudad hasta destruirla. Y tú dale ánimo". (II Samuel 11, 25)

  • Entonces, ¿por qué has despreciado al Señor haciendo lo que le desagrada? Mataste con la espada a Urías, el hitita, y tomaste por esposa a su mujer. Tú lo mataste con la espada de los amonitas. (II Samuel 12, 9)

  • Por eso, no se apartará nunca de tu casa la espada, por haberme despreciado y haber tomado por esposa a la mujer de Urías, el hitita. (II Samuel 12, 10)

  • Entonces dijo David a todos sus servidores que estaban con él en Jerusalén: "Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar de Absalón. Daos prisa a salir, no sea que venga a toda prisa, nos sorprenda, haga caer sobre nosotros el mal y pase la ciudad a filo de espada". (II Samuel 15, 14)

  • La batalla se extendió por toda la región, y aquel día el bosque causó más muertes que la espada. (II Samuel 18, 8)

  • Cuando estaban junto a la gran piedra que hay en Gabaón, llegó Amasá frente a ellos. Joab iba vestido con uniforme militar y llevaba al costado una espada envainada. La espada se le salió y se cayó. (II Samuel 20, 8)

  • Amasá no se fijó en la espada que Joab tenía en la mano, y éste se la clavó en el vientre, esparció sus entrañas en la tierra y, sin repetirle el golpe, murió. Entonces Joab y su hermano Abisay salieron en persecución de Sebá, hijo de Bicrí. (II Samuel 20, 10)


“De todos os que vierem pedir meu auxílio, nunca perderei nenhum!” São Padre Pio de Pietrelcina