Encontrados 399 resultados para: espada

  • Si nos sobreviene la desgracia, si la espada, el castigo, la peste o el hambre se abaten sobre nosotros, nos presentaremos en este templo delante de ti, porque en este santuario habita tu nombre, y en medio de nuestra angustia clamaremos a ti, y tú nos escucharás y nos salvarás. (II Crónicas 20, 9)

  • Todo el pueblo hizo fiesta, y la ciudad recobró la tranquilidad. Atalía había muerto a espada. (II Crónicas 23, 21)

  • y el Señor envió a un ángel, que aniquiló a todos los soldados, jefes y oficiales del campamento del rey de Asiria, el cual se vio obligado a regresar lleno de vergüenza a su tierra, donde murió asesinado a golpe de espada por sus propios hijos cuando estaba en el templo de su dios. (II Crónicas 32, 21)

  • El Señor mandó contra ellos al rey de los caldeos, que pasó a espada a sus jóvenes en el santuario mismo, sin perdonar a nadie, ni joven ni virgen, ni anciano ni hombre encanecido. Dios los entregó a todos en sus manos. (II Crónicas 36, 17)

  • Nabucodonosor llevó al destierro de Babilonia a todos los que habían escapado de la espada, los cuales pasaron a ser esclavos del rey y de sus hijos hasta el establecimiento del reino persa. (II Crónicas 36, 20)

  • Desde los días de nuestros padres hasta hoy hemos pecado gravemente. Por nuestras iniquidades, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados a los reyes extranjeros, a la espada, a la esclavitud, al saqueo, al oprobio, como todavía ahora sucede. (Esdras 9, 7)

  • Cada uno de los constructores tenía ceñida a los lomos la espada mientras trabajaba. Y un corneta estaba siempre a mi lado. (Nehemías 4, 12)

  • Entonces Nabucodonosor se llenó de ira contra todas estas regiones y juró por su trono y por su imperio vengarse con su espada de las regiones de Cilicia, de Damasco y de Siria, así como de todos los habitantes de Moab, Amón, Judea y Egipto hasta los límites de los dos mares. (Judit 1, 12)

  • Bajó a la llanura de Damasco durante la siega e incendió sus campos, dispersó sus ovejas y sus bueyes, saqueó sus ciudades, devastó sus campiñas y pasó al filo de la espada a todos los jóvenes. (Judit 2, 27)

  • Entonces la espada de mis soldados y la multitud de mis servidores traspasarán tu cuerpo, y tú caerás con los heridos cuando yo avance. (Judit 6, 6)

  • Consumidos por el hambre, hombres, mujeres y niños quedarán tendidos por las plazas antes de que intervengas con la espada. (Judit 7, 14)

  • Por eso nuestros padres fueron entregados a la espada y al saqueo, y cayeron ante nuestros enemigos. (Judit 8, 19)


“Como é belo esperar!” São Padre Pio de Pietrelcina