Encontrados 317 resultados para: eran

  • han arrojado al fuego a sus dioses, porque no eran dioses, sino obras de manos humanas, madera y piedra; por esto han podido destruirlos. (Isaías 37, 19)

  • Sus habitantes, impotentes, espantados y confusos, eran como la hierba del campo, como el verdor del césped, como los brotes de los tejados, agostados por el viento del este. (Isaías 37, 27)

  • ¡Adelántense y nos anuncien lo que ha de suceder! ¿Cuáles eran vuestras anteriores profecías? Decidlas y prestaremos atención. O bien anunciad lo por venir, conoceremos su desenlace. (Isaías 41, 22)

  • Con todo, eran nuestros sufrimientos los que llevaba, nuestros dolores los que le pesaban, mientras nosotros le creíamos azotado, herido por Dios y humillado. (Isaías 53, 4)

  • Cuando recibía tus palabras yo las devoraba; tus palabras eran mi delicia, la alegría de mi corazón, pues tu nombre se invocaba sobre mí, oh Señor Dios omnipotente. (Jeremías 15, 16)

  • Pues he escuchado la calumnia de la gente: "¡Terror por todas partes! ¡Anunciadlo, anunciémoslo!". Todos los que eran mis amigos me espiaban a ver si daba un paso en falso: "¡Quizás se deje seducir; nosotros lo venceremos y nos vengaremos de él!". (Jeremías 20, 10)

  • mientras el ejército del rey de Babilonia combatía contra Jerusalén y contra las ciudades de Judá: Laquis y Azeca, que, entre las plazas fuertes de Judá, eran las únicas que todavía resistían. (Jeremías 34, 7)

  • Palabra dirigida a Jeremías de parte del Señor, después que fue puesto en libertad en Ramá por Nebuzardán, jefe de la escolta, el cual lo había encontrado aherrojado entre los prisioneros de Jerusalén y Judá que eran deportados a Babilonia. (Jeremías 40, 1)

  • Ismael mató asimismo a todos los judíos que estaban comiendo con Godolías, y a los caldeos -eran hombres de guerra- que se encontraban allí. (Jeremías 41, 3)

  • Las granadas que pendían eran noventa y seis. El total de las granadas diseminadas en la rejilla era de cien. (Jeremías 52, 23)

  • Más que la nieve sus príncipes brillaban, eran más blancos que la leche; más rojo que el coral era su cuerpo, su aspecto era de zafiro. (Lamentaciones 4, 7)

  • Nuestros perseguidores eran más veloces que las águilas del cielo; por los montes nos acosaban, en el desierto nos tendían emboscadas. (Lamentaciones 4, 19)


Uma filha espiritual perguntou a Padre Pio: “O Senhor cura tantas pessoas, por que não cura esta sua filha espiritual?” Padre Pio respondeu-lhe em voz baixa: “E não nos oferecemos a Deus?” São Padre Pio de Pietrelcina