Encontrados 476 resultados para: aun

  • Y aun esto es poco para el Señor: él entregará a Moab en vuestras manos. (II Reyes 3, 18)

  • Aún estaba hablando con ellos, cuando el rey bajó adonde él estaba y le dijo: "Esta desgracia procede del Señor. ¿Qué más puedo esperar de él?". (II Reyes 6, 33)

  • El oficial sobre cuyo brazo solía apoyarse el rey dijo al hombre de Dios: "Aunque el Señor abriera las ventanas del cielo, ¿podría suceder tal cosa?". Eliseo respondió: "Pues bien, tú mismo lo verás con tus propios ojos, pero no comerás de ello". (II Reyes 7, 2)

  • el oficial respondió al hombre de Dios: "Aunque el Señor abriera las ventanas del cielo, ¿podría suceder tal cosa?"; él había añadido: "Tú mismo lo verás con tus propios ojos, pero no comerás de ello". (II Reyes 7, 19)

  • Pero para el año veintitrés del rey Joás los sacerdotes no habían aún reparado los desperfectos del templo. (II Reyes 12, 7)

  • Entonces el rey Joás llamó al sacerdote Yehoyadá y a los demás sacerdotes, y les dijo: "¿Por qué no habéis reparado aún los desperfectos del templo? De aquí en adelante no recibiréis más el dinero de vuestros conocidos, sino que lo entregaréis para los desperfectos del templo". (II Reyes 12, 8)

  • Sin embargo, no desaparecieron las colinas, de modo que el pueblo ofrecía aún sacrificios y quemaba incienso en ellas. (II Reyes 15, 4)

  • Esperamos que el Señor, tu Dios, haya oído todas las palabras del copero mayor, el que ha sido enviado por el rey de Asiria, su señor, a insultar al Dios vivo, y le castigue por las palabras que el Señor, tu Dios, ha oído. Haz una oración por el resto que aún queda". (II Reyes 19, 4)

  • Aún no había salido Isaías del patio central, cuando el Señor le dijo: (II Reyes 20, 4)

  • Pero ellos no hicieron caso, y Manasés los descarrió, induciéndolos a hacer el mal, más aún que las gentes que el Señor había destruido ante los israelitas. (II Reyes 21, 9)

  • Además, Manasés vertió muchísima sangre inocente, hasta anegar Jerusalén de extremo a extremo, aun prescindiendo del pecado que hizo cometer a Judá haciendo lo que es malo a los ojos del Señor. (II Reyes 21, 16)

  • Pero los sacerdotes de las colinas no iban al altar del Señor en Jerusalén, aunque comían los panes sin levadura con sus hermanos. (II Reyes 23, 9)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina