Encontrados 78 resultados para: Ofrecer

  • Todos los años subía aquel hombre desde su ciudad a adorar y ofrecer sacrificios al Señor todopoderoso en Silo. Allí estaban los dos hijos de Elí, Jofní y Fineés, como sacerdotes del Señor. (I Samuel 1, 3)

  • Elcaná, su marido, fue con toda su familia para ofrecer al Señor el sacrificio anual y cumplir su promesa. (I Samuel 1, 21)

  • Más aún: antes de que se quemase la grasa, llegaba el criado del sacerdote y decía al que iba a ofrecer el sacrificio: "Dame la carne para asársela al sacerdote; porque no te aceptará carne cocida, sino cruda". (I Samuel 2, 15)

  • Saúl respondió al mozo: "Si, vamos allá, ¿qué llevaremos a ese hombre? Ya no hay pan en nuestros sacos y no tenemos nada que ofrecer al hombre de Dios. ¿Qué le daremos?". (I Samuel 9, 7)

  • Baja delante de mí a Guilgal; yo iré para ofrecer holocaustos y sacrificios de reconciliación. Esperarás siete días hasta que yo vaya y te diga lo que tienes que hacer". (I Samuel 10, 8)

  • Cuando terminaba de ofrecer el holocausto, llegó Samuel, y Saúl salió a su encuentro para saludarle. (I Samuel 13, 10)

  • Samuel dijo: "¿Cómo voy a ir? Cuando se entere Saúl, me matará". El Señor le contestó: "Lleva contigo una ternera, y dirás: He venido a ofrecer un sacrificio al Señor. (I Samuel 16, 2)

  • Él respondió: "La paz. He venido a ofrecer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio". Y él purificó a Jesé y a sus hijos y los invitó al sacrificio. (I Samuel 16, 5)

  • Cuando David terminó de ofrecer los holocaustos y los sacrificios de reconciliación, bendijo al pueblo en el nombre del Señor todopoderoso. (II Samuel 6, 18)

  • El rey respondió a Ornán: "No, yo quiero comprártelo a precio de plata. No quiero ofrecer al Señor, mi Dios, sacrificios que no me cuestan nada". Y David compró la era y los bueyes en cincuenta monedas de plata. (II Samuel 24, 24)

  • El rey fue a Gabaón a ofrecer sacrificios, porque ésa era la colina más importante. Ofreció mil víctimas sobre aquel altar. (I Reyes 3, 4)

  • Si este pueblo sube a ofrecer sacrificios en el templo del Señor, en Jerusalén, el corazón de esta gente se volverá a su señor, a Roboán, rey de Judá, y me matarán a mí, para tornar a Roboán, rey de Judá". (I Reyes 12, 27)


“O demônio é forte com quem o teme, mas é fraco com quem o despreza.” São Padre Pio de Pietrelcina