Encontrados 125 resultados para: Ninguno

  • pues el Señor había dicho: "Éstos morirán en el desierto y no quedará ninguno, excepto Caleb, hijo de Jefoné, y Josué, hijo de Nun". (Números 26, 65)

  • para decirle: "Tus siervos han hecho el recuento de los hombres de guerra que han estado a nuestras órdenes, y no falta ninguno. (Números 31, 49)

  • Sin embargo, ninguno de vosotros confió en el Señor, vuestro Dios, (Deuteronomio 1, 32)

  • Entregará en tu mano sus leyes y harás desaparecer sus nombres de debajo de los cielos; los destruirás, ninguno podrá resistir delante de ti. (Deuteronomio 7, 24)

  • Que no haya entre vosotros ni hombre ni mujer ni familia ni tribu que aparte hoy su corazón del Señor, nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; que ninguno de vosotros sea como una planta amarga y venenosa. (Deuteronomio 29, 17)

  • El Señor dijo a Josué: "No temas, porque yo los he entregado en tus manos; ninguno de ellos podrá resistir ante ti". (Josué 10, 8)

  • El Señor les dio paz con todos los pueblos vecinos, como había jurado a sus padres; ninguno de sus enemigos pudo resistirlos; a todos los entregó el Señor en sus manos. (Josué 21, 44)

  • El Señor ha echado de vuestra presencia pueblos numerosos y fuertes; ninguno pudo resistir ante vosotros hasta el día de hoy. (Josué 23, 9)

  • Y les dijo: "Seguidme, porque el Señor pone a vuestros enemigos, a Moab, en vuestras manos". Ellos lo siguieron, cortaron a Moab los pasos del Jordán y no dejaron pasar a ninguno. (Jueces 3, 28)

  • Todo el pueblo se levantó como un solo hombre, diciendo: "Ninguno de nosotros volverá a su tienda, ninguno volverá a su casa. (Jueces 20, 8)

  • Los israelitas habían hecho este juramento en Mispá: "Ninguno de nosotros dará su hija a ninguno de Benjamín por mujer". (Jueces 21, 1)

  • Entonces se preguntaron: "¿Hay alguno de entre las tribus de Israel que no haya subido a Mispá ante el Señor?". Y resultó que ninguno de Yabés de Galaad había venido al campamento, a la asamblea. (Jueces 21, 8)


“Que Jesus reine sempre soberano no seu coração e o faça cada vez mais digno de seus divinos dons.” São Padre Pio de Pietrelcina