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Este mandamiento que hoy te prescribo no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. (Deuteronomio 30, 11)
Si alguno sale fuera de las puertas de tu casa, su sangre caerá sobre su cabeza y nosotros seremos inocentes. Pero la sangre de todos los que estén contigo dentro de la casa, caerá sobre nuestras cabezas, si alguien pone su mano sobre alguno de ellos. (Josué 2, 19)
Aquellos jóvenes espías fueron e hicieron salir a Rajab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que le pertenecía. También hicieron salir a sus otros parientes, y los instalaron fuera del campamento de Israel. (Josué 6, 23)
A la mañana siguiente, bien temprano, Josué hizo que Israel se fuera acercando tribu por tribu, y la suerte cayó sobre Judá. (Josué 7, 16)
Lejos de nosotros, entonces, el deseo de rebelarnos contra el Señor o de querer apartarnos de él, erigiendo un altar para ofrecer holocaustos, oblaciones o sacrificios, fuera del altar del Señor, nuestro Dios, que está delante de su Morada". (Josué 22, 29)
"Yo estaré contigo, le dijo el Señor, y tú derrotarás a Madián como si fuera un solo hombre". (Jueces 6, 16)
Cuando Jefté regresó a su casa, en Mispá, le salió al encuentro su hija, bailando al son de panderetas. Era su única hija; fuera de ella, Jefté no tenía hijos ni hijas. (Jueces 11, 34)
Y como este hombre tenía un lugar de culto, se hizo un efod y unos ídolos familiares, e invistió a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote. (Jueces 17, 5)
No hay Santo como el Señor, porque no hay nadie fuera de ti, y no hay Roca como nuestro Dios. (I Samuel 2, 2)
Elegí a tu padre entre todas las tribus de Israel, para que fuera mi sacerdote y subiera a mi altar, para que hiciera arder el incienso y llevara el efod en mi presencia. Y asigné a la familia de tu padre todas las ofrendas que hacen quemar los israelitas. (I Samuel 2, 28)
David no dejaba que ningún hombre ni mujer fuera llevado con vida a Gat, porque decía: "No vaya a ser que nos denuncien, diciendo lo que ha hecho David". Este fue su modo de proceder todo el tiempo que estuvo en la región de los filisteos. (I Samuel 27, 11)
Por eso tú eres grande Señor, no hay nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti, por todo lo que hemos escuchado con nuestros propios oídos. (II Samuel 7, 22)
