Encontrados 301 resultados para: fuera

  • las mujeres a su marido, como si fuera el Señor, (Efesios 5, 22)

  • el Adversario, el que se alza con soberbia contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta llegar a instalarse en el Templo de Dios, presentándose como si fuera Dios. (II Tesalonicenses 2, 4)

  • Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león. (II Timoteo 4, 17)

  • Te lo envío como si fuera yo mismo. (Filemon 1, 12)

  • Todo lo sometiste bajo sus pies. Si Dios le ha sometido todas las cosas, nada ha quedado fuera de su dominio. De hecho, todavía no vemos que todo le está sometido. (Hebreos 2, 8)

  • Los hombres acostumbran a jurar por algo más grande que ellos, y lo que se confirma con un juramento queda fuera de toda discusión. (Hebreos 6, 16)

  • De allí que tampoco la primera Alianza fuera inaugurada sin derramamiento de sangre. (Hebreos 9, 18)

  • Los animales sacrificados, cuya sangre es llevada al Santuariopor el Sumo Sacerdote para la expiación del pecado, son quemados fuera del campamento. (Hebreos 13, 11)

  • Por eso Jesús, para santificar al pueblo con su sangre, padeció fuera de las puertas de la ciudad. (Hebreos 13, 12)

  • El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias: al vencedor, le daré de comer el maná escondido, y también le daré una piedra blanca, en la que está escrito un nombre nuevo que nadie conoce fuera de aquel que lo recibe». (Apocalipsis 2, 17)

  • Cada uno de los cuatro Seres Vivientes tenía seis alas y estaba lleno de ojos por dentro y por fuera. Y repetían sin cesar, día y noche: «Santo, santo, santo es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que viene». (Apocalipsis 4, 8)

  • Después vi en la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono, un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. (Apocalipsis 5, 1)


“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina