Encontrados 176 resultados para: Sión

  • ¡Sacúdete el polvo, levántate, Jerusalén cautiva! ¡Desata las ataduras de tu cuello, hija de Sión cautiva! (Isaías 52, 2)

  • ¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación y dice a Sión: "¡Tu Dios reina!". (Isaías 52, 7)

  • ¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz, gritan todos juntos de alegría, porque ellos ven con sus propios ojos el regreso del Señor a Sión. (Isaías 52, 8)

  • Él vendrá como redentor para Sión y para los hijos de Jacob convertidos de su rebeldía -oráculo del Señor-. (Isaías 59, 20)

  • Los hijos de tus opresores irán a inclinarse ante ti, y todos los que te despreciaban se postrarán ante la planta de tus pies y te llamarán: "Ciudad del Señor", "Sión del Santo de Israel". (Isaías 60, 14)

  • Por amor a Sión no me callaré, por amor a Jerusalén no descansaré, hasta que irrumpa su justicia como una luz radiante y su salvación, como una antorcha encendida. (Isaías 62, 1)

  • Esto es lo que el Señor hace oír hasta el extremo de la tierra: "Digan a la hija de Sión: Ahí llega tu Salvador; el premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede. (Isaías 62, 11)

  • Tus santas ciudades han quedado desiertas: Sión se ha convertido en un desierto, Jerusalén, en una desolación. (Isaías 64, 9)

  • ¿Quién oyó jamás algo semejante, quién ha visto una cosa igual? ¿Se da a luz un país en un solo día? ¿Se hace nacer una nación de una sola vez? Pero Sión, apenas sintió los dolores, ha dado a luz a sus hijos. (Isaías 66, 8)

  • ¡Vuelvan, hijos apóstatas -oráculo del Señor- porque yo soy el dueño de ustedes! Yo los tomaré, a uno de una ciudad y a dos de una familia, y los conduciré a Sión. (Jeremías 3, 14)

  • ¡Levanten una señal hacia el lado de Sión, busquen un refugio, no se detengan! Porque yo hago venir del Norte una desgracia y una gran calamidad. (Jeremías 4, 6)

  • Sí, oigo gritos como los de una parturienta, gemidos como los de una primeriza: es la voz de la hija de Sión que pierde el aliento, que extiende las manos: "¡Ay, pobre de mí, estoy exhausta frente a los asesinos!". (Jeremías 4, 31)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina