Encontrados 142 resultados para: trabajo en equipo

  • El flojo no trabajó en el otoño; ¡cuando llegue el verano buscará, pero nada! (Proverbios 20, 4)

  • Comienza por tu trabajo de afuera, preocúpate en primer lugar de tus campos; después de eso podrás agrandar tu casa. (Proverbios 24, 27)

  • ¿Tiene idea de un campo? Ya lo compró: una viña que pagó con su trabajo. (Proverbios 31, 16)

  • Atenta a las actividades de su mundo, no es de aquellas que comen sin trabajo. (Proverbios 31, 27)

  • Reconózcanle el trabajo de sus manos: un público homenaje merecen sus obras". (Proverbios 31, 31)

  • Todo lo que mis ojos deseaban, me lo concedí; no hubo placer del cual me haya privado, pues encontraba mi alegría en todo lo que hacía. Así al menos recogía el fruto de mi trabajo. (Eclesiastés (Qohelet) 2, 10)

  • Si uno puede comer y beber, si encuentra la felicidad en su trabajo, eso es un don de Dios. (Eclesiastés (Qohelet) 3, 13)

  • Si miro todo el trabajo que los hombres se dan, toda la carrera tras el éxito, eso no es más que envidia del uno para el otro. ¡Todo eso es insensato, se corre tras el viento! (Eclesiastés (Qohelet) 4, 4)

  • Más vale estar de a dos que solo: el trabajo rendirá más. (Eclesiastés (Qohelet) 4, 9)

  • Cuando un hombre ha recibido de Dios posesiones y riquezas; cuando puede comer, gozar y disfrutar de su trabajo, todo eso es un don de Dios. (Eclesiastés (Qohelet) 5, 18)

  • Todo el trabajo del hombre es por su boca, pero esto no basta para llenar su alma. (Eclesiastés (Qohelet) 6, 7)

  • ¡Viva la alegría!, pues la única felicidad para el hombre bajo el sol es comer y beber y regocijarse: esto le toca por su trabajo a lo largo de los contados días que Dios le concedió vivir bajo el sol. (Eclesiastés (Qohelet) 8, 15)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina