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Por eso, si hemos recibido el reino que no se puede conmover, conservemos esta gracia y sirvamos a Dios cómo él desea, con amor y de verdad, (Carta a los Hebreos 12, 28)
Rueguen por nosotros, que sólo deseamos proceder en todo con rectitud y estamos seguros de que nuestras intenciones son limpias. (Carta a los Hebreos 13, 18)
¡Adúlteros! ¿No saben que la amistad con este mundo es enemistad con Dios? Quien desee ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios. (Carta de Santiago 4, 4)
Los gusanos se han metido en sus reservas y la polilla se come sus vestidos; (Carta de Santiago 5, 2)
Elías era hombre y mortal como nosotros, pero cuando rogó insistentemente para que no lloviese en el país, no llovió durante tres años y medio; (Carta de Santiago 5, 17)
Reservaba para ustedes la herencia celestial, ese tesoro que no perece ni se echa a perder y que no se deshace con el tiempo. (1º Carta de Pedro 1, 4)
Los profetas hablaron de ese favor que ustedes iban a recibir y se preguntaron o quisieron saber más al respecto. (1º Carta de Pedro 1, 10)
Amados hermanos, por ser aquí extranjeros y forasteros, les ruego que se abstengan de los deseos carnales que hacen la guerra al alma. (1º Carta de Pedro 2, 11)
De ese modo se adornaban en otros tiempos las santas mujeres que esperaban en Dios y obedecían a sus maridos. (1º Carta de Pedro 3, 5)
Aléjese del mal y haga el bien, busque la paz y corra tras ella. (1º Carta de Pedro 3, 11)
A ellos les parece raro que ustedes ahora no corran con ellos hacia ese torrente de perdición, e incluso lo interpretan mal; (1º Carta de Pedro 4, 4)
pero si sufre por ser cristiano, no tiene por qué avergonzarse, sino que más bien debe dar gracias a Dios por llevar ese nombre. (1º Carta de Pedro 4, 16)