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Zacarías, 5

4. Yo lanzo la maldición, palabra del Señor todopoderoso, para que vaya a casa del ladrón y a casa del que jura en falso, permanezca en medio de su casa y consuma sus maderas y sus piedras".

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Zacarías 5 describe dos puntos de vista que muestran la eliminación del pecado y la iniquidad del medio del pueblo de Dios. La primera visión presenta un rollo volando por el aire, representando el juicio de Dios sobre el pecado. La segunda visión presenta a una mujer dentro de una canasta, que los ángeles llevan a Babilonia, que representa la eliminación del mal desde el medio del pueblo de Dios. A continuación hay cinco versos relacionados con estos temas:

Isaías 33:24: "Y ningún residente dirá, ¡estoy enfermo! Las personas que habitaron en él han sido perdonadas de su iniquidad". Este versículo habla sobre el perdón de las iniquidades, que es un tema central en Zacarías 5.

Salmo 103:12: "Qué tan lejos de nosotros está el este de Occidente, por lo que elimina nuestras transgresiones de nosotros". Este versículo habla sobre la eliminación de los pecados, que es una imagen que aparece en la primera visión de Zacarías 5.

Isaías 1:18: "Ven entonces, y argumenta, dice el Señor, aunque tus pecados son como el escarlata, se volverán blancos como la nieve; incluso si son rojos como el Carmesim, se convertirán en la lana blanca". Este versículo habla sobre la eliminación de los pecados a través del perdón y la purificación.

1 Juan 1:9: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y solo para perdonarnos nuestros pecados y purificarnos de toda injusticia". Este versículo habla sobre la confesión de los pecados y la purificación que viene a través del perdón de Dios.

Isaías 44:22: "Renuncio como la niebla tus transgresiones, y cómo la nube peca tus pecados; se vuelve para mí, porque te liberé". Este versículo habla sobre el perdón y la eliminación de los pecados de Dios, que es un tema importante en Zacarías 5.





“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina