17. Cuando entres en la habitación matrimonial, toma un trozo del hígado y del corazón del pez y échalos en el brasero del incienso. Dará olor y, en cuanto huela, el demonio huirá para no volver más.





“Esforce-se, mesmo se for um pouco, mas sempre…” São Padre Pio de Pietrelcina