36. ¡Escucha, oh Dios nuestro, cómo somos despreciados! ¡Haz que su insulto recaiga sobre su cabeza! ¡Entrégales al desprecio en una tierra de esclavitud!





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina