Exodo, 39
42. Los israelitas habían ejecutado todos los trabajos tal y como el Señor había mandado a Moisés.
42. Los israelitas habían ejecutado todos los trabajos tal y como el Señor había mandado a Moisés.
Capítulo 39 de Exodus detalla la preparación de prendas sacerdotales para el servicio Tabernacle. La capa, el chaleco sacerdotal, la tiara, la túnica bordada, el cinturón y las túnicas de lino delgadas que se usarán durante las ceremonias de adoración a Dios. Los siguientes versos están relacionados con temas abordados en Exodus 39:
Levítico 8:7 - "Llevaba a Aaron con la túnica, ajustó el cinturón a su alrededor, lo puso sobre el chaleco sacerdotal y lo ajustó a su alrededor". Este versículo describe la prenda que Aaron, el primer sumo sacerdote, usó durante su ordenación.
Ezequiel 44:17- "Cuando entran en las puertas internas del patio, deben usar ropa de lino; no deben usar nada de lana mientras sirven dentro del patio, al lado del altar y las paredes del templo". Este versículo habla sobre la ropa que los sacerdotes deberían usar cuando estaban en el templo.
Hebreos 4:14 - "Por lo tanto, dado que tenemos un gran sumo sacerdote que entró en los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, nos aferramos a toda la firmeza a la fe que profesamos, teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios". Este versículo se refiere a Jesús como un sumo sacerdote, que es superior a cualquier otro sacerdote.
Apocalipsis 1:6 - "¡Y él constituía el Reino y los sacerdotes para servir a su Dios y al Padre, para que sea gloria y poder para siempre y para siempre! Este versículo habla sobre el papel de los cristianos como sacerdotes de Dios, sirviéndolo en su reino.
Colosenses 3:12 - "Por lo tanto, como un pueblo elegido de Dios, santo y amado, revisaron de profunda compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia". Este versículo habla sobre la importancia de los cristianos para vestirse con las virtudes del carácter de Dios, así como los sacerdotes del Antiguo Testamento vestidos con sus túnicas sagradas.
“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina
