17. Una pasión ardiente quema como el fuego; no se apagará hasta consumirse. El hombre sensual con su propio cuerpo no cesará hasta que su fuego lo devore. Al lujurioso todo pan le sabe dulce, no se cansará hasta su muerte.





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina