8. Los cuatro animales tenían cada uno seis alas, y alrededor y en el interior estaban llenos de ojos. Y repetían sin cesar día y noche: Santo, santo, santo es el Señor, el todopoderoso, el que era, el que es, el que viene.





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina