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I Samuel, 21

3. Respondió David al sacerdote Ajimélek: «El rey me ha dado una orden y me ha dicho: «Que nadie sepa el asunto a que te mando y lo que te ordeno.» A los muchachos los he citado en tal lugar.

Wersety związane z I Samuel, 21:

1 Samuel 21 cuenta cómo David se escapa de Saúl y va en busca de la ayuda del sacerdote Aimelech. El capítulo aborda temas como escape, persecución, mentiras, sacrificio y confianza en Dios.

Salmo 31:2-3: "Incluye tus oídos para mí, llévame rápidamente; sé mi roca firme, una casa muy fuerte que me salva. Porque tú eres mi roca y mi fortaleza; por tu nombre, guíame y me dirige " Este versículo destaca la confianza de David en Dios, quien busca protección en medio de la persecución de Saúl.

Proverbios 12:19: "El labio de Veraz permanece para siempre, pero el lenguaje mentiroso dura solo un momento". Este versículo habla sobre la importancia de la honestidad y la verdad, valores que David viola mentirle a Aimeleque sobre su misión y su séquito.

Levítico 24:9: "Y será de Aaron y sus hijos, y lo comerán en el lugar sagrado; porque es muy santo para él, de los manjares que arde al Señor. El estatuto perpetuo será". Este versículo habla sobre la ley del pan de la proposición, que David pide a Aimelech y es violado cuando David come panes sagrados destinados solo a los sacerdotes.

Salmo 56:13: Porque has entregado mi alma de muerte; ¿no liberaré mi vida de mis pies, para que pueda caminar ante Dios a la luz de los vivos? " Este versículo destaca la gratitud de David por ser protegido por Dios, quien lo entregó de la muerte en varias ocasiones.

Salmo 22:22-23: "Entonces anunciaré tu nombre a mis hermanos, te canto alabarte en el medio de la congregación. Tú temes al Señor, alabarlo; todos ustedes, descendientes de Jacob, lo glorificé; Todos ustedes, el descenso de Israel ". Este versículo destaca la importancia de la adoración y la alabanza a Dios, que es lo que David hace al buscar refugio en un santuario y ofreciendo sacrificios a Dios.





“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina