Salmos, 127
2. Es inútil que ustedes madruguen; es inútil que velen hasta muy tarde y se desvivan por ganar el pan: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
2. Es inútil que ustedes madruguen; es inútil que velen hasta muy tarde y se desvivan por ganar el pan: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
El Salmo 127 es un salmo de sabiduría que trata la importancia de confiar en Dios para construir una familia y una vida exitosas. El salmista afirma que es en vano construir sin la ayuda de Dios, y que los niños son un regalo de Dios. A continuación se presentan cinco versos bíblicos relacionados con los temas cubiertos en el Salmo 127:
Proverbios 3:5-6: "Confía en el Señor de todo tu corazón y no agites en tu propio entendimiento. Lo reconoce en todos tus caminos, y él enderezará tus caminos". Este versículo alienta a confiar en Dios en todas las cosas, incluida la construcción de una familia.
Salmo 128:3: "Su esposa será como la fructífera enredadera dentro de su casa; sus hijos serán como plantas de oliva alrededor de su mesa". Este versículo habla sobre cómo la familia es bendecida por Dios y cómo la esposa y los hijos son importantes para la construcción de la vida.
Proverbios 22:6: "instruye al niño en el camino que debe caminar, e incluso cuando envejezca, no se desviará de él". Este versículo enfatiza la importancia de la educación de los niños y su formación de carácter.
Salmo 121:1-2: "Levanto los ojos en las montañas: ¿Dónde me ayudará? Mi ayuda proviene del Señor, que hizo el cielo y la tierra". Este versículo alienta a confiar en Dios en todo momento y a reconocer su soberanía en todas las cosas.
Filipenses 4:6-7: "No estás inquieto para nada; antes, todas tus peticiones son conocidas ante Dios, oración y súplicas, con Acción de Gracias. Y la paz de Dios, que excede toda comprensión, mantendrá tus corazones y tus tus corazones y tus sentimientos en Cristo Jesús ". Este versículo alienta a confiar en Dios en todas las situaciones y buscar su paz a través de la oración.
“O amor tudo esquece, tudo perdoa, sem reservas.” São Padre Pio de Pietrelcina
