1. Entonces profundamente afligido, gemía y lloraba y entre suspiros comencé a rezar:

2. "¡Justo eres, Señor, y justas son tus obras; la misericordia y la verdad son tus caminos, y tú eres el juez del mundo!

3. Y ahora, Señor, acuérdate de mí, mírame y no castigues mis pecados, mi ignorancia y la de mis padres, que pecaron contra ti.

4. Hemos desobedecido tus mandatos, y tú nos has abandonado al pillaje, a la esclavitud, a la muerte, y nos has hecho la fábula, la risa y el oprobio en las naciones paganas en que nos has dispersado.

5. Todos tus juicios son justos cuando decides contra mí por mis pecados y por los de mis padres, porque no hemos cumplido tus mandatos ni hemos caminado lealmente en tu presencia.

6. Haz conmigo lo que quieras; quítame la vida, para que desaparezca de la faz de la tierra y me convierta en polvo; porque prefiero la muerte a la vida; pues los insultos mentirosos que he escuchado me han causado una profunda pena. Líbrame, Señor, de esta angustia, y llegue yo a la eterna morada. No apartes, Señor, tu faz de mí, pues la muerte es preferible a ver tanta miseria en mi vida y a escuchar tantas injurias".

7. Aquel mismo día, Sara, hija de Ragüel, el de Ecbatana de Media, fue injuriada por una de las criadas de su padre,

8. porque había tenido siete maridos, y el perverso demonio Asmodeo los había matado antes de que consumaran el matrimonio. "Tú eres -le decía la criada- la que matas a tus maridos. Te han dado a siete, y de ninguno has gozado.

9. ¿Por qué entonces nos castigas, si han muerto? Vete con ellos, y que jamás veamos hijo o hija tuya".

10. Ella se entristeció profundamente y, llorando, subió a la habitación de su padre dispuesta a ahorcarse. Pero lo pensó mejor y dijo: "Se reirían de mi padre y le dirían: La única hija que tenías, tan querida para ti, se ha ahorcado por sus desventuras. Sería yo la causa de que las canas de mi padre descendiesen con dolor a la región de los muertos. Mejor será no ahorcarme, sino pedir al Señor la muerte para que nadie vuelva a ultrajarme".

11. Entonces mismo, extendiendo las manos hacia la ventana, se puso a rezar así: "Bendito seas, Señor, Dios misericordioso, y por siempre sea bendito tu nombre; que por siempre tus obras te bendigan.

12. Hacia ti vuelvo mi rostro y mis ojos.

13. Sácame de este mundo para que no escuche más insultos.

14. Tú conoces, Señor, que soy pura de todo contacto de hombre,

15. y que jamás deshonré mi nombre ni el de mi padre en este país de destierro. Soy hija única y heredera de mi padre; no tiene él ni pariente próximo ni compatriota a quien darme por esposa. Siete maridos he perdido; ¿para qué quiero la vida? Pero si no quieres quitármela, mírame y ten piedad de mí, para que no escuche jamás tales ultrajes".

16. En aquel momento Dios oyó la oración de los dos

17. y envió a Rafael para curarlos; a Tobit, de las manchas blancas de sus ojos, para que volviese a ver la luz del cielo, y a Sara, hija de Ragüel, para darla por esposa a Tobías, hijo de Tobit, librándola del maligno demonio Asmodeo, pues correspondía a Tobías casarse con ella con preferencia a todos los demás pretendientes. Al mismo tiempo que Tobit volvía del patio de su casa, Sara, hija de Ragüel, bajaba del piso superior.





“O homem sem Deus é um ser mutilado”. São Padre Pio de Pietrelcina