5. Todas las tribus que habían apostatado, incluida la de nuestro padre Neftalí, ofrecían sacrificios al becerro de oro que había levantado Jeroboán, rey de Israel, en Dan, sobre todos los montes de Galilea.





“Aquele que procura a vaidade das roupas não conseguirá jamais se revestir com a vida de Jesus Cristo.” São Padre Pio de Pietrelcina