1. Siete hermanos fueron apresados junto con la madre y obligados a comer carnes de cerdo prohibidas; y por negarse a comerlas, fueron azotados con zurriagos y vergajos de toro.

1. Sucedió también que siete hermanos apresados junto con su madre, eran forzados por el rey, flagelados con azotes y nervios de buey, a probar carne de puerco (prohibida por la Ley).

2. Uno de ellos, en nombre de todos, dijo: "¿Qué buscas o qué quieres de nosotros? Todos estamos dispuestos a morir antes que quebrantar las leyes patrias".

2. Uno de ellos, hablando en nombre de los demás, decía así: «¿Qué quieres preguntar y saber de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que violar las leyes de nuestros padres.»

3. El rey, enfurecido, mandó poner fuego debajo de las sartenes y ollas; y, cuando estuvieron encendidas,

3. El rey, fuera de sí, ordenó poner al fuego sartenes y calderas.

4. mandó cortar la lengua del que había hablado en nombre de todos, desollarle la cabeza y cortarle las extremidades, mientras sus hermanos y su madre lo presenciaban.

4. En cuanto estuvieron al rojo, mandó cortar la lengua al que había hablado en nombre de los demás, arrancarle el cuero cabelludo y cortarle las extremidades de los miembros, en presencia de sus demás hermanos y de su madre.

5. Una vez completamente mutilado, mandó echarlo al fuego y freírlo cuando todavía vivía. El vapor de la caldera se extendía hasta lejos, y la madre y los hermanos se exhortaban mutuamente a morir valientemente,

5. Cuando quedó totalmente inutilizado, pero respirando todavía, mandó que le acercaran al fuego y le tostaran en la sartén. Mientras el humo de la sartén se difundía lejos, los demás hermanos junto con su madre se animaban mutuamente a morir con generosidad, y decían:

6. diciendo: "Dios lo ve todo y tendrá piedad de nosotros, como dijo Moisés en el cántico de protesta contra Israel: Tendrá piedad de sus siervos".

6. «El Señor Dios vela y con toda seguridad se apiadará de nosotros, como declaró Moisés en el cántico que atestigua claramente: "Se apiadará de sus siervos".»

7. Así murió el primero. Acercaron entonces el segundo para torturarlo. Le arrancaron el cuero cabelludo, y le preguntaron: "¿Quieres comer para no ser atormentado en tu cuerpo, miembro por miembro?".

7. Cuando el primero hizo así su tránsito, llevaron al segundo al suplicio y después de arrancarle la piel de la cabeza con los cabellos, le preguntaban: «¿Vas a comer antes de que tu cuerpo sea torturado miembro a miembro?»

8. Él contestó en lengua patria: "No". Por esto se le dio el mismo tormento que al primero.

8. El respondiendo en su lenguaje patrio, dijo: «¡No!» Por ello, también éste sufrió a su vez la tortura, como el primero.

9. A punto de expirar, dijo: "Tú, criminal, nos quitas la vida presente; pero el rey del mundo nos dará después una vida eterna a los que morimos por sus leyes".

9. Al llegar a su último suspiro dijo: «Tú, criminal, nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros que morimos por sus leyes, nos resucitará a una vida eterna.»

10. A continuación fue torturado el tercero. Le mandaron sacar la lengua; la sacó rápidamente

10. Después de éste, fue castigado el tercero; en cuanto se lo pidieron, presentó la lengua, tendió decidido las manos

11. y extendió las manos con valor, diciendo con gallardía: "Del cielo he recibido estos miembros, y ahora los desprecio por amor de sus leyes, porque sé que un día el mismo cielo me los devolverá".

11. (y dijo con valentía: «Por don del Cielo poseo estos miembros, por sus leyes los desdeño y de El espero recibirlos de nuevo).»

12. El rey y cuantos estaban con él se maravillaron del ánimo y valor del joven, que así despreciaba los tormentos.

12. Hasta el punto de que el rey y sus acompañantes estaban sorprendidos del ánimo de aquel muchacho que en nada tenía los dolores.

13. Muerto éste, sometieron al cuarto a los mismos tormentos.

13. Llegado éste a su tránsito, maltrataron de igual modo con suplicios al cuarto.

14. Ya a punto de morir, dijo: "Es preferible sucumbir a manos de hombres, teniendo en Dios la esperanza de ser resucitados de nuevo por él. Pero para ti no habrá resurrección para la vida".

14. Cerca ya del fin decía así: «Es preferible morir a manos de hombres con la esperanza que Dios otorga de ser resucitados de nuevo por él; para ti, en cambio, no habrá resurrección a la vida.»

15. Trajeron el quinto, y lo empezaron a torturar.

15. Enseguida llevaron al quinto y se pusieron a atormentarle.

16. Él entonces, mirando al rey, dijo: "Tú, aunque eres mortal, tienes autoridad entre los hombres y haces lo que quieres. Pero no pienses que nuestra nación ha sido abandonada de Dios;

16. El, mirando al rey, dijo: «Tú, porque tienes poder entre los hombres aunque eres mortal, haces lo que quieres. Pero no creas que Dios ha abandonado a nuestra raza.

17. espera un poco y sentirás su gran poder sobre ti y cómo te castigará a ti y a toda tu descendencia".

17. Aguarda tú y contemplarás su magnifico poder, cómo te atormentará a ti y a tu linaje.»

18. Después trajeron al sexto, el cual, estando para morir, exclamó: "No te hagas ilusiones. Nosotros padecemos esto por nuestras culpas. Estas cosas espantosas nos suceden a nosotros por haber pecado contra nuestro Dios.

18. Después de éste, trajeron al sexto, que estando a punto de morir decía: «No te hagas ilusiones, pues nosotros por nuestra propia culpa padecemos; por haber pecado contra nuestro Dios (nos suceden cosas sorprendentes).

19. Pero no pienses que tú vas a quedar sin castigo, pues te has atrevido a desafiar a Dios".

19. Pero no pienses quedar impune tú que te has atrevido a luchar contra Dios.»

20. Pero, sobre todo, fue admirable la madre, y digna de gloriosa memoria. Ella, viendo muertos a sus siete hijos en el espacio de un día, lo llevaba todo con ánimo grande por la esperanza que tenía en el Señor.

20. Admirable de todo punto y digna de glorioso recuerdo fue aquella madre que, al ver morir a sus siete hijos en el espacio de un solo día, sufría con valor porque tenía la esperanza puesta en el Señor.

21. Rebosando sentimientos generosos, exhortaba a cada uno en la lengua materna; y robusteciendo con ánimo varonil la fragilidad femenina,

21. Animaba a cada uno de ellos en su lenguaje patrio y, llena de generosos sentimientos y estimulando con ardor varonil sus reflexiones de mujer, les decía:

22. les decía: "No sé yo cómo habéis aparecido en mi seno, puesto que no he sido yo la que os ha dado el espíritu y la vida, ni la que unió los miembros de vuestro cuerpo.

22. «Yo no sé cómo aparecisteis en mis entrañas, ni fui yo quien os regaló el espíritu y la vida, ni tampoco organicé yo los elementos de cada uno.

23. Dios, creador del mundo, que formó el género humano y ha creado cuanto existe, él os dará de nuevo el espíritu y la vida por su misericordia, ya que por sus santas leyes la despreciáis".

23. Pues así el Creador del mundo, el que modeló al hombre en su nacimiento y proyectó el origen de todas las cosas, os devolverá el espíritu y la vida con misericordia, porque ahora no miráis por vosotros mismos a causa de sus leyes.»

24. Antíoco sospechaba que lo despreciaba, y pensó que también lo recriminaba. Pero, con todo, al más joven, que quedaba todavía, no solamente le exhortaba con palabras, sino que le prometía con juramento enriquecerlo de una vez y hacerle el más feliz, y, una vez que hubiera renegado de su religión y abandonado las leyes patrias, tenerle como amigo, proveerle de todo lo necesario y darle un cargo de gobierno.

24. Antíoco creía que se le despreciaba a él y sospechaba que eran palabras injuriosas. Mientras el menor seguía con vida, no sólo trataba de ganarle con palabras, sino hasta con juramentos le prometía hacerle rico y muy feliz, con tal de que abandonara las tradiciones de sus padres; le haría su amigo y le confiaría altos cargos.

25. El niño no le hacía caso, por lo cual el rey llamó a la madre y le indicó que aconsejara a su hijo para que pudiera salvar la vida.

25. Pero como el muchacho no le hacía ningún caso, el rey llamó a la madre y la invitó a que aconsejara al adolescente para salvar su vida.

26. Como el rey se lo ordenara con insistencia, al fin ella accedió a convencer a su hijo.

26. Tras de instarle él varias veces, ella aceptó el persuadir a su hijo.

27. Se inclinó hacia él, y burlándose del cruel tirano, dijo en lengua patria: "Hijo mío, ten compasión de mí, que durante nueve meses te llevé en mi seno, y te he amamantado durante tres años y te he alimentado y te he criado y educado hasta la edad que ahora tienes.

27. Se inclinó sobre él y burlándose del cruel tirano, le dijo en su lengua patria: «Hijo, ten compasión de mí que te llevé en el seno por nueve meses, te amamanté por tres años, te crié y te eduqué hasta la edad que tienes (y te alimenté).

28. Te pido, hijo mío, que mires al cielo y a la tierra y a todo lo que hay en ella, que reconozcas que Dios lo hizo todo de la nada y que de la misma manera hizo el género humano.

28. Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en ellos, sepas que a partir de la nada lo hizo Dios y que también el género humano ha llegado así a la existencia.

29. No temas a este verdugo; hazte digno de tus hermanos y acepta la muerte, para que tengas parte en la misericordia con tus hermanos".

29. No temas a este verdugo, antes bien, mostrándote digno de tus hermanos, acepta la muerte, para que vuelva yo a encontrarte con tus hermanos en la misericordia.»

30. Todavía estaba hablando la madre, cuando el hijo exclamó: "¿Qué esperas? No obedezco las órdenes del rey; yo sigo y obedezco los preceptos de la ley dada a nuestros padres por Moisés.

30. En cuanto ella terminó de hablar, el muchacho dijo: «¿Qué esperáis? No obedezco el mandato del rey; obedezco el mandato de la Ley dada a nuestros padres por medio de Moisés.

31. Tú, inventor de tormentos contra los hebreos, no podrás escapar de la mano de Dios.

31. Y tú, que eres el causante de todas las desgracias de los hebreos, no escaparás de las manos de Dios.

32. Nosotros padecemos por nuestros pecados.

32. (Cierto que nosotros padecemos por nuestros pecados.)

33. Si el Señor, Dios vivo, se ha indignado contra nosotros por breve tiempo para castigarnos y corregirnos, él se reconciliará con sus siervos de nuevo.

33. Si es verdad que nuestro Señor que vive, está momentáneamente irritado para castigarnos y corregirnos, también se reconciliará de nuevo con sus siervos.

34. Pero tú, el más criminal de todos los hombres, no te enorgullezcas sin motivo, confiando neciamente en esperanzas vanas, mientras te atreves a levantar tu mano contra sus siervos.

34. Pero tú, ¡oh impío y el más criminal de todos los hombres!, no te engrías neciamente, entregándote a vanas esperanzas y alzando la mano contra sus siervos;

35. No has escapado todavía al justo juicio del Dios omnipotente, que lo ve todo.

35. porque todavía no has escapado del juicio del Dios que todo lo puede y todo lo ve.

36. Mis hermanos están ya en posesión de una promesa de vida eterna por haber sufrido un breve tormento. En cambio, tú sufrirás las penas debidas a tu soberbia.

36. Pues ahora nuestros hermanos, después de haber soportado una corta pena por una vida perenne, cayeron por la alianza de Dios; tú, en cambio, por el justo juicio de Dios cargarás con la pena merecida por tu soberbia.

37. Yo, como mis hermanos, entrego mi cuerpo y mi vida por las leyes patrias, pidiendo a Dios que muestre pronto su misericordia con su pueblo, y a ti, con tormentos y castigos, te obligue a confesar que sólo él es Dios.

37. Yo, como mis hermanos, entrego mi cuerpo y mi vida por las leyes de mis padres, invocando a Dios para que pronto se muestre propicio con nuestra nación, y que tú con pruebas y azotes llegues a confesar que él es el único Dios.

38. Que termine en mí y en mis hermanos la ira del creador, que justamente ha venido sobre nuestro pueblo".

38. Que en mí y en mis hermanos se detenga la cólera del Todopoderoso justamente descargada sobre toda nuestra raza.»

39. El rey, encendido en ira y herido por las sarcásticas recriminaciones, atormentó a éste más que a los otros.

39. El rey, fuera de sí, se ensañó con éste con mayor crueldad que con los demás, por resultarle amargo el sarcasmo.

40. Así murió también éste, sin mancha, y confiando plenamente en el Señor.

40. También éste tuvo un limpio tránsito, con entera confianza en el Señor.

41. Después de todos los hijos, murió también la madre.

41. Por último, después de los hijos murió la madre.

42. Y baste lo dicho sobre la comida de alimentos impuros y las crueldades monstruosas.

42. Sea esto bastante para tener noticia de los banquetes sacrificiales y de las crueldades sin medida.





O maldito “eu” o mantém apegado à Terra e o impede de voar para Jesus. São Padre Pio de Pietrelcina