1. Los jefes del pueblo se establecieron en Jerusalén. El resto del pueblo echó a suertes para que uno de cada diez viniese a habitar en Jerusalén, la ciudad santa, quedando los otros nueve en las ciudades.





“Todas as pessoas que escolhem a melhor parte (viver em Cristo) devem passar pelas dores de Cristo; algumas mais, algumas menos…” São Padre Pio de Pietrelcina