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  • David respondió: "Aquí está la lanza del rey. Que uno de los jóvenes atraviese y venga a recogerla. (I Samuel 26, 22)

  • Volviéndose para atrás, me vio y me llamó. Yo respondí: Aquí me tienes. (II Samuel 1, 7)

  • Me acerqué a él y lo maté, porque sabía que no podría sobrevivir después de su caída. Tomé la corona que llevaba sobre su cabeza y el brazalete que tenía en su brazo y los he traído aquí, mi señor". (II Samuel 1, 10)

  • Llevaron la cabeza de Isbaal a David, a Hebrón, y dijeron al rey: "Aquí tienes la cabeza de Isbaal, hijo de Saúl, tu enemigo, que buscaba tu ruina. El Señor ha vengado hoy a mi señor, el rey, de Saúl y de su descendencia". (II Samuel 4, 8)

  • El rey y sus hombres marcharon sobre Jerusalén contra los jebuseos, que habitaban la región. Éstos dijeron a David: "No entrarás aquí; los ciegos y los cojos te rechazarán". Como diciendo: "David no entrará aquí". (II Samuel 5, 6)

  • El rey David se presentó ante el Señor y le dijo: "¿Quién soy yo, Señor, y qué es mi casa para que me hayas hecho llegar hasta aquí? (II Samuel 7, 18)

  • Cuando Meribaal, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, llegó junto a David, se postró en tierra. David dijo: "¡Meribaal!". Y él respondió: "Aquí tienes a tu siervo". (II Samuel 9, 6)

  • David dijo a Urías: "Quédate aquí hoy todavía, y mañana te enviaré". Urías se quedó en Jerusalén aquel día. (II Samuel 11, 12)

  • Tomó la sartén y le presentó las tortas, pero él no quiso comerlas. Y dijo: "Que salgan todos de aquí". Cuando habían salido todos, (II Samuel 13, 9)

  • Llamó al joven que le servía, y le dijo: "Echa a ésta de aquí, lejos de mí, y cierra la puerta". (II Samuel 13, 17)

  • El rey respondió: "Si alguno te inquieta, tráelo aquí, y no volverá a molestarte". (II Samuel 14, 10)

  • Pero si dice que no le agrado, aquí me tiene; que haga conmigo lo que quiera". (II Samuel 15, 26)


“De que vale perder-se em vãos temores?” São Padre Pio de Pietrelcina