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  • Luego Jeremías dijo al rey Sedecías: "¿Qué falta cometí contra ti, contra tus servidores y contra este pueblo, para que me hayan puesto en una prisión? (Jeremías 37, 18)

  • Ebed Mélec, el cusita, un eunuco de la casa del rey, se enteró de que habían puesto a Jeremías en el aljibe. Mientras el rey estaba sentado a la puerta de Benjamín, (Jeremías 38, 7)

  • También los judíos que estaban en Moab, entre los amonitas y en Edóm, y los que estaban en todos los demás países, oyeron que el rey de Babilonia había dejado un resto de Judá y le había puesto como gobernador a Godolías, hijo de Ajicám, hijo de Safán. (Jeremías 40, 11)

  • Él ha vigilado mis rebeldías, ellas se entrelazan en su mano. Su yugo está sobre mi cuello, hace flaquear mi fuerza. El Señor me ha puesto en unas manos a las que no puedo resistir. (Lamentaciones 1, 14)

  • Hijo de hombre, yo te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Cuando escuches una palabra de mi boca, tú les advertirás de parte mía. (Ezequiel 3, 17)

  • Así habla el Señor: Esta es la ciudad de Jerusalén. Yo la había puesto en medio de las naciones, con otros países a su alrededor. (Ezequiel 5, 5)

  • Por eso, así habla el Señor: Los cadáveres que ustedes han puesto en medio de la ciudad, esa es la carne, y la ciudad es la olla, de la que los haré salir a ustedes. (Ezequiel 11, 7)

  • Hijo de hombre, esta gente tiene el corazón apegado a sus ídolos y ha puesto delante de sí lo que es ocasión de sus culpas. ¿Voy a dejar que ellos me consulten? (Ezequiel 14, 3)

  • Por eso, habla con ellos y diles: Así habla el Señor: Si un hombre de Israel que tiene el corazón apegado a sus ídolos y ha puesto delante de sí lo que es ocasión de sus culpas, va y se presenta al profeta, yo mismo, el Señor, me veré obligado a responderle, a causa de la multitud de sus ídolos. (Ezequiel 14, 4)

  • Para que desfallezcan los corazones y haya muchas víctimas, yo he puesto en todas las puertas una espada, hecha para fulgurar como el rayo, bruñida para provocar una masacre. (Ezequiel 21, 20)

  • Ella había puesto de manifiesto sus prostituciones y había descubierto su desnudez. Entonces mi corazón se hastió de ella, como me había hastiado de su hermana. (Ezequiel 23, 18)

  • Luego te recostaste en un lecho suntuoso, ante una mesa servida donde habías puesto mi incienso y mi aceite. (Ezequiel 23, 41)


“Reze pelos infiéis, pelos fervorosos, pelo Papa e por todas as necessidades espirituais e temporais da Santa Igreja, nossa terna mãe. E faça uma oração especial por todos os que trabalham para a salvação das almas e para a glória do nosso Pai celeste.” São Padre Pio de Pietrelcina