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Un león ha subido de su espesura, un destructor de naciones se ha puesto en marcha, ha salido de su morada, para reducir tu país a la devastación: tus ciudades serán destruidas y quedarán despobladas. (Jeremías 4, 7)
yo trataré a la Casa que es llamada con mi Nombre, en la cual ustedes han puesto su confianza, y al lugar que les he dado a ustedes lo mismo que a sus padres, de la misma manera que traté a Silo. (Jeremías 7, 14)
Porque la gente de Judá hizo lo que es malo a mis ojos -oráculo del Señor-. Ellos han puesto sus ídolos en la Casa que es llamada con mi Nombre, para hacerla impura; (Jeremías 7, 30)
Dice el Señor: Ellos abandonaron mi Ley, la que yo había puesto delante de ellos; no escucharon mi voz ni procedieron conforme a ella, (Jeremías 9, 12)
Desfallece la que dio a luz siete veces, está a punto de expirar; su sol se ha puesto en pleno día, quedó avergonzada y confundida. Al resto de ellos los entregaré a la espada delante de sus enemigos -oráculo del Señor-. (Jeremías 15, 9)
Perdiz que empolla huevos sin haberlos puesto es el que adquiere riqueza injustamente: en la mitad de sus días tiene que abandonarla y, al final, resulta un insensato. (Jeremías 17, 11)
Porque así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo he puesto un yugo de hierro sobre todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y ellas lo servirán; hasta los animales del campo se los he dado". (Jeremías 28, 14)
Averigüen y vean si puede un varón dar a luz. ¿Por qué, entonces, veo a todos los hombres con las manos en las caderas como una parturienta? ¿Por qué todos los rostros se han puesto lívidos? (Jeremías 30, 6)
Allí lo había puesto preso Sedecías, porque profetizaba en estos términos: "Así habla el Señor: Miren que yo voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, y él la tomará; (Jeremías 32, 3)
Han puesto sus ídolos inmundos en la Casa que es llamada con mi Nombre, para volverla impura. (Jeremías 32, 34)
La palabra de Jonadab, hijo de Recab, se ha puesto en práctica: él ordenó a sus hijos que no bebieran vino, y ellos no lo han bebido hasta el día de hoy, obedeciendo la orden de sus antepasados; yo, en cambio, les he hablado a ustedes incansablemente, y no me han escuchado. (Jeremías 35, 14)
Mientras tanto, Jeremías se desplazaba libremente en medio del pueblo, y aún no lo habían puesto en la cárcel. (Jeremías 37, 4)