Lucas, 3
27. de Joanán, de Resá, de Zorobabel, de Salatiel, de Nerí,
27. de Joanán, de Resá, de Zorobabel, de Salatiel, de Nerí,
San Lucas 3 presenta la predicación de Juan el Bautista y su bautismo de arrepentimiento para la remisión de los pecados. Además, el capítulo también trae la genealogía de Jesús y su presentación pública en el bautismo por Juan. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en São Lucas 3:
Mateo 3:2: "Arrepiéntete, porque el reino de los cielos está cerca". Así como Juan el Bautista predicó el arrepentimiento por el perdón de los pecados en San Lucas 3, aquí Jesús también predica el mismo mensaje.
Hechos 2:38: "Pedro respondió:" Arrepiéntete, y cada uno de ustedes será bautizado en el nombre de Jesucristo por perdón de tus pecados, y recibirá el don del Espíritu Santo ". Los apóstoles continúan el bautismo del arrepentimiento predicado por Juan el Bautista en San Lucas 3 después de la muerte y resurrección de Jesús.
Juan 1:33: "No lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo:" Él para que vengas al Espíritu y permanezcas, esto es lo que bautiza con el Espíritu Santo ". Juan el Bautista declaró que su bautismo era solo con agua, pero que él vendría tras él, mencionado en San Lucas 3, bautizaría con el Espíritu Santo.
Colosenses 1:15-16: "Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación, porque todas las cosas en el cielo y la tierra fueron creadas en él, lo visible y lo invisible, ya sea tronos o soberanías, poderes o autoridades, , todas las cosas fueron creadas por él y para él ". La genealogía de Jesús presentada en San Lucas 3 muestra su descenso de Adán y la continuación del linaje de Abraham a David.
Hebreos 7:14: "Porque es evidente que nuestro Señor salió de Judá, tribu de la que Moisés nunca habló, diciendo que no hay sacerdote". La genealogía de Jesús en San Lucas 3 también muestra su conexión con la tribu de Judá, cumpliendo así de la profecía del Antiguo Testamento sobre el Mesías es un descendiente de Judá.
“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina
