8. Aquéllos cogieron en sus manos los cántaros y trompetas del pueblo. A todos los demás hombres de Israel los mandó a cada uno a su tienda, quedándose sólo con los trescientos. El campamento de los madianitas estaba debajo del suyo, en la llanura.





“De todos os que vierem pedir meu auxílio, nunca perderei nenhum!” São Padre Pio de Pietrelcina