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Jeremías, 51

34. Me ha devorado, me ha consumido Nabucodonosor, rey de Babilonia; me ha dejado como un plato vacío, me ha tragado lo mismo que un dragón, ha llenado su vientre con mis mejores trozos.

Kapcsolódó versek Jeremías, 51:

El Capítulo 51 de Jeremías habla sobre la caída y la destrucción de Babilonia, que será castigado por Dios debido a su arrogancia y crueldad. El Profeta Jeremías es enviado para proclamar la destrucción de Babilonia y alentar al pueblo de Dios a abandonar la ciudad antes de que sea demasiado tarde. Aquí hay cinco versos relacionados con los temas abordados en Jeremiah 51:

Isaías 44:27: "Yo soy el que dice sobre Ciro," Él es mi pastor y lo logrará todo lo que me agrada; dirá de Jerusalén, "ser reconstruido" y del templo: "Sus fundaciones se liberan. "." Este versículo habla de la profecía de Dios sobre Ciro, el rey persa que derrotará a Babilonia y permitirá que el pueblo de Dios regrese a Jerusalén y reconstruya el templo.

Apocalipsis 18:4: "Entonces escuché otra voz de los cielos que decían: 'Sal de ella, mi pueblo, para que no participes en tus pecados y no sufras de tus plagas'". Este verso habla de Dios de Dios Llame a su gente que sale de Babilonia antes de que sea demasiado tarde y sufra un castigo divino.

Salmo 137:8-9: "Hija de Babilonia, destinada a la destrucción, felizmente el que te pagó el mal que nos hiciste. ¡Feliz a quien lleva a tus hijos y aplastándolos contra las piedras!" Este versículo habla de justicia divina que se hará con Babilonia debido a su crueldad y opresión al pueblo de Dios.

Isaías 13:19: "Babilonia, la joya de los reinos, la gloria y el orgullo de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra cuando Dios los destruyó". Este versículo habla de la caída de Babilonia, que será castigado por su arrogancia y pecados contra Dios.

Jeremías 50:46: "Escucha el grito de Babilonia; el sonido de la gran destrucción proviene de la tierra de los caldeos". Este versículo habla de la inminente destrucción de Babilonia y el grito que se escuchará en toda la tierra.





“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina