Talált 126 Eredmények: castigo

  • Pero el Señor castigó con grandes plagas al Faraón y a su casa por lo de Saray, la mujer de Abrán. (Génesis 12, 17)

  • Tu siervo ha hallado gracia a tus ojos y has mostrado gran misericordia para conmigo conservándome la vida. Pero yo no puedo llegar a la montaña sin que antes me alcance el castigo y muera. (Génesis 19, 19)

  • No te postrarás ante ella ni le darás culto, porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad del padre en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, (Exodo 20, 5)

  • No tomarás el nombre del Señor en vano, porque el Señor no dejará sin castigo al que toma su nombre en vano. (Exodo 20, 7)

  • Y el Señor castigó al pueblo por el becerro de oro fabricado por Aarón. (Exodo 32, 35)

  • por lo que yo también me opuse a ellos y los llevé a tierra enemiga. Entonces humillarán su corazón incircunciso y el castigo quedará satisfecho. (Levítico 26, 41)

  • Cuando ellos hayan abandonado la tierra, ésta disfrutará de sus sábados durante el tiempo de su desolación; ellos sufrirán su castigo por haber despreciado mis mandamientos y haber aborrecido mis leyes. (Levítico 26, 43)

  • No te postrarás ante ellas ni les darás culto, pues yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo las faltas de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, (Deuteronomio 5, 9)

  • y que castiga en su propia persona a los que lo odian. Hace perecer sin tardanza a quien le odia, y lo hiere con castigo personal. (Deuteronomio 7, 10)

  • Podrá darle hasta cuarenta golpes, pero no más, para que no sufra un castigo demasiado duro y se sienta humillado ante vosotros. (Deuteronomio 25, 3)

  • ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos salvará de la mano de este Dios poderoso? Es él quien castigó a Egipto con toda clase de plagas. (I Samuel 4, 8)

  • No seáis testarudos, como fueron los egipcios y el Faraón; Dios los castigó duramente hasta que dejaron salir a los israelitas. (I Samuel 6, 6)


“Deve-se caminhar em nuvens cada vez que se termina uma confissão!” São Padre Pio de Pietrelcina