Eclesiástico, 25
23. Corazón afligido, rostro entristecido y herida de corazón es la mujer perversa. Manos inertes y rodillas vacilantes, tal es la mujer que no hace dichoso a su marido.
23. Corazón afligido, rostro entristecido y herida de corazón es la mujer perversa. Manos inertes y rodillas vacilantes, tal es la mujer que no hace dichoso a su marido.
“Não se fixe voluntariamente naquilo que o inimigo da alma lhe apresenta.” São Padre Pio de Pietrelcina