29. El resto del pueblo, de los sacerdotes y levitas, los porteros, los cantores, los empleados del Templo, en una palabra, todos los que se separaron de los pueblos extranjeros para seguir la Ley de Dios, lo mismo que sus mujeres y sus hijos, y todos los que son capaces de entender,





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina