Talált 255 Eredmények: todavía

  • Como testigos de su maldad subsisten todavía una tierra desolada y humeante, plantas que dan frutos que no llegan a madurar y una estatua de sal levantada en recuerdo de un alma incrédula. (Sabiduría 10, 7)

  • En efecto, estando celebrando todavía sus duelos funerarios y lamentándose sobre las tumbas de los muertos, ya concibieron otra idea absurda y se pusieron a perseguir como a fugitivos a los que habían suplicado que se fuesen. (Sabiduría 19, 3)

  • Pues se acordaban todavía de lo ocurrido en su salida; cómo, en vez de producir ganados, la tierra produjo mosquitos y, en vez de peces, el río arrojó multitud de ranas. (Sabiduría 19, 10)

  • Aunque se muestre humilde y obsequioso, ponte sobre aviso y guárdate de él. Haz con él como quien limpia un espejo y verás que no estaba todavía totalmente oxidado. (Eclesiástico 12, 11)

  • ¡Oh muerte, qué amargo es tu recuerdo para el hombre que goza en paz en medio de sus bienes; para el hombre sin preocupaciones y afortunado en todo, que todavía tiene fuerzas para gozar de los placeres! (Eclesiástico 41, 1)

  • ¿Para qué golpearos todavía, si os seguís rebelando? Enferma está toda la cabeza, el corazón entero dolorido. (Isaías 1, 5)

  • Esto dice el Señor Dios, que reúne a los dispersos de Israel: Todavía juntaré otros a los que están ya reunidos. (Isaías 56, 8)

  • Tus adulterios, tus gritos de lujuria, tus prostituciones vergonzosas sobre los collados y en el campo, todas tus infamias yo las he visto. ¡Ay de ti, Jerusalén, que continúas impura! ¿Hasta cuándo todavía? (Jeremías 13, 27)

  • Esto dice el Señor a este pueblo: "¡Cómo les gusta correr de acá para allá; no dan descanso a sus pies! Pero no agradan al Señor. Se acuerda todavía de su iniquidad y castiga sus pecados". (Jeremías 14, 10)

  • Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Todavía ha de emplearse esta expresión en la tierra de Judá y en sus ciudades cuando mejore yo su suerte: "¡Que el Señor te bendiga, sede de justicia, monte santo!". (Jeremías 31, 23)

  • Por segunda vez, estando todavía Jeremías detenido en el patio de la cárcel, le fue dirigida la palabra del Señor en estos términos: (Jeremías 33, 1)

  • mientras el ejército del rey de Babilonia combatía contra Jerusalén y contra las ciudades de Judá: Laquis y Azeca, que, entre las plazas fuertes de Judá, eran las únicas que todavía resistían. (Jeremías 34, 7)


“Cada Missa lhe obtém um grau mais alto de gloria no Céu!” São Padre Pio de Pietrelcina