Talált 99 Eredmények: suyos

  • Se les destinará a las fortalezas reales más importantes y se les confiarán cargos de confianza en el reino. Sus jefes serán de los suyos y vivirán conforme a sus leyes, como ha mandado el rey para la región de Judea. (I Macabeos 10, 37)

  • De allí regresó con los suyos a Jerusalén con gran botín. (I Macabeos 10, 87)

  • A la caída del sol, Jonatán ordenó a los suyos que durante toda la noche velaran con las armas en la mano, dispuestos a luchar, y apostó centinelas alrededor del campamento. (I Macabeos 12, 27)

  • Pero los enemigos, al saber que Jonatán velaba con los suyos dispuestos a dar batalla, tuvieron miedo y se desanimaron; por eso encendieron fuego en su campamento y huyeron. (I Macabeos 12, 28)

  • Así, sin ser molestados, entraron en Judea, lloraron a Jonatán y a los suyos y se llenaron de gran temor. Todo Israel hizo duelo. (I Macabeos 12, 52)

  • Simón ordenó celebrar alegremente cada año este día. Fortificó la colina del templo, al lado de la ciudadela, y allí fijó su residencia con los suyos. (I Macabeos 13, 52)

  • Jonatán realizó la unidad de su nación, llegó a ser sumo sacerdote y fue luego a reunirse con los suyos. (I Macabeos 14, 30)

  • Mandó a otros partidarios suyos para que se apoderasen de Jerusalén y del monte del templo. (I Macabeos 16, 20)

  • no para acusar a los suyos, sino por el interés general y particular de todo el pueblo, (II Macabeos 4, 5)

  • Al marchar, dejó ministros suyos para hacer mal al pueblo: en Jerusalén, a Filipo, de origen frigio y de modales más salvajes que el que lo había puesto; (II Macabeos 5, 22)

  • Judas se enteró de la marcha de Nicanor y comunicó a los suyos la venida de aquel ejército. (II Macabeos 8, 12)

  • Cuando pasó el sábado, distribuyeron el botín entre los damnificados, las viudas y los huérfanos, y lo demás se lo repartieron entre ellos y los suyos. (II Macabeos 8, 28)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina