Talált 455 Eredmények: amor al prójimo

  • Nadie engañe a su prójimo. Temed a vuestro Dios: yo, el Señor, vuestro Dios. (Levítico 25, 17)

  • donde pudiera encontrar refugio el homicida que hubiera matado involuntariamente a su prójimo sin haber existido enemistad previa entre ellos; refugiándose en una de estas ciudades, podrá salvar su vida: (Deuteronomio 4, 42)

  • No pronunciarás falso testimonio contra tu prójimo. (Deuteronomio 5, 20)

  • No desearás a la mujer de tu prójimo, ni tampoco sus cosas: casas, campo, siervo o sierva, buey o asno, ni nada de cuanto a tu prójimo pertenece". (Deuteronomio 5, 21)

  • Sin embargo, sólo se unió con tus padres, y esto por amor; y después de ellos eligió a sus descendientes, vosotros mismos, entre todas las naciones, hasta el día de hoy. (Deuteronomio 10, 15)

  • Este perdón consistirá en lo siguiente: todo acreedor perdonará a su prójimo todo lo que le haya prestado; no lo exigirá ya más de su prójimo, es decir, de su hermano, una vez proclamado el perdón del Señor. (Deuteronomio 15, 2)

  • Si tu esclavo te dice: No quiero salir de junto a ti, por razón de su amor hacia tu casa, y se encuentra contento contigo, (Deuteronomio 15, 16)

  • El homicida puede refugiarse allí y salvar su vida si mató a su prójimo sin querer, sin haber sido anteriormente enemigo suyo. (Deuteronomio 19, 4)

  • En cambio, si un hombre que odia a su prójimo le prepara una emboscada, se arroja sobre él, le hiere mortalmente y luego se refugia en una de estas ciudades, (Deuteronomio 19, 11)

  • No desplazarás los límites de tu prójimo, puestos por tus antepasados para limitar tu herencia en la tierra que el Señor, tu Dios, está para darte. (Deuteronomio 19, 14)

  • Si ves el buey o la oveja de tu prójimo que se han extraviado, no te desentiendas de ellos; llévaselos a tu hermano. (Deuteronomio 22, 1)

  • los dos serán sacados a las puertas de la ciudad y matados a pedradas: la joven por no haber pedido socorro estando en la ciudad, y el hombre por haber deshonrado a la mujer de su prójimo. (Deuteronomio 22, 24)


“Aquele que procura a vaidade das roupas não conseguirá jamais se revestir com a vida de Jesus Cristo.” São Padre Pio de Pietrelcina